jueves, 29 de noviembre de 2018

Pronoia

Entrecosido, el punto aparte de los anticipos, las antiguas sinfonías del porvenir, los antiguos lugares, los nuevos sueños y las grandes añoranzas de esta tan infame pero hermosa vida. Es la gran contradicción del tiempo, esa que me hace pensar tanto, la que miro día tras día en los rostros de aquellos que caminan por ahí, en los rostros de aquellos con quien convivo, con quien comparto, a quienes les sonrío, a esos seres tan inconmensurablemente llenos de vida, esos que tras el pasar de su propio día han de regresar al lugar, a ese que llaman hogar, ponerse en los zapatos del otro, es tan complicado, tener un poco de empatía va en la verdadera búsqueda de nosotros mismos. Cuando el tiempo nos ha de apaciguar y calme tan estrepitosas aguas dentro de cada uno, dentro de nuestras mentes, de nuestros ojos, esos con los que miramos a los demás, con el rostro gacho o arriba, contemplando más allá de la ventana del auto o la micro, contemplando la misma, casi rutinaria, vida transitoria de camino a donde se quiere llegar, no por no tener un destino significa que no puedas llegar a el.
De primero y con las manos partidas, los labios secos y el alma distraída, es que me senté delante de los árboles a contemplar la dicha que los demás tenían, era gris aquel día, el tiempo cúlmine del pasado, habría de esperar más vida, habría de esperar tanto que no puedes ni imaginarlo. El futuro, lleno de plácidos despertares, de alma vibrante de energía y de cuanto se pudiera imaginar, ha de ser eso que día tras día llene los recónditos lugares. He escrito tanto, que ni yo mismo se que dice. Solo esperaba que tuviera el sentido que pudiera darle, como una masa sin forma, llena de formas más que espectaculares, bifurcando el camino, devolviendo el karma con acciones de real reciprocidad, vulnerando cada rincón dejado de lado, llenándolo de armonía, una sin comparación, una que, una que no puedo ni describir.
El día se hace más cálido en lo que va de los días, el calor del sol que cada vez se acerca más a nuestro hemisferio, ha de propagar esa temperatura que los días de invierno han de haber olvidado, donde tan cálido y hermoso sol, alzándose desde las montañas, con el hilo conductor de nuestra órbita, con el camino largo a través del cielo, donde iluminando cada segundo, ha de provocar diversos comentarios, unos malos y otros buenos, pero por mi parte, amado y glorioso sol, gracias por el cálido día, por las diferentes formas que las nubes en el cielo han de formar, donde cada pensamiento se pudiera formar, donde los días son cada vez, más llenos de esa parte, esa que tanto añorábamos.


Mis pensamientos van a seguir, hasta perdernos y no existir...


Recuerdo, antes siempre al final, la típica frase: "Y Salimos de las sombras", estuve entre ellas tanto tiempo, nunca las supe sacar de mi mente, porque iban más allá, más allá de mi, más allá del poco universo que mi mente podía comprender, tanto más allá que cuando se sobrepasó, el mismo universo creó otro, y acá sigo, en el limbo de unas sombras que no comprendo, ya se han echo parte de mi y sobrellevarlas, es placer de vida, donde la conjunción de tanto ha cruzado el rio y ha dejado tanto atrás y tanto que se ve por los binoculares de un futuro complejo, representado en un plano, en uno que no tiene fin, ni para arriba ni para los lados.

Quiero estar, flotar sobre la hierba, hace más calor...

Entre las sombras, entre sombreado, entredicho, entre puesto, entre el día y la noche, entre nosotros.


Y sigo, pero de mejor manera, entre las sombras...