domingo, 11 de julio de 2021

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En el último día de la edad en donde nos abandonaron tantos rockstar, es que me encuentro, mirando el mañana como un día lunes, normal e igual a los demás, sintiéndome resfriado, con menos síntomas que la última vez, hace ya unos dos años al parecer. No es tanta ya la emoción de estos días, solo es una fecha en un número más. Esperaré que el día tenga una sorpresa un poco mejor, para ver si se saca esa parte "extrañable" de un día así. 
Cuando veía la fila de personas en el paradero, los minutos se pasaban en esperas, el calor se disipaba entre el frío invernal, y los pasos que dejaban un metro y un poco más entre cada uno de los asistentes. Era esa lógica canción, que resonaba, con sus verbos y esa letra que no recuerdo su sentido. El cielo era negro, la contaminación lumínica no se dejaba ver en su totalidad, ya que las nubes no se hicieron presentes esa noche, las pocas estrellas del cielo se camuflaban con la oscuridad. Subirse al auto, pagar y solo llegar. Un camino diario.  

please tell me who i am?
Eran las palabras en el casi final de la canción. 

De pronto hace un par de meses, de casualidad me topé con una nota en la que me escribía a mi yo del futuro, el de mañana, en dónde me preguntaba cosas y decía otras de aquel contexto en donde la escribí. Diferencias si habían, pero no las notaba, porque en esos días, todo era distinto, el plano en el que estaba, fue abandonado, se construyó un nuevo camino en otra institución, los días también comenzaron bien temprano, para acabarse en la lejana tarde, con el cuerpo cansado, quemado o un polvoriento.

Le dije una vez uno amigos, que nunca en mi vida me imaginé tener que estar haciendo tal cosa a tal hora de tal día, pero así fue, como de golpe en la cara, con la realidad ya impuesta en esos días, con el cimiento de cada peldaño, a veces uno, a veces dos, pero las caídas disminuían en cantidad. Días de si y días de no, con el plano a veces cambiantes, playa, cerro, viaje, caleta, estacionamiento, asfalto, pintura y un par de artefactos, cada uno dándole un poco de detalle a cada segundo. 

Quisiera contar más, pero la idea en si, no era esa, sino explicar el término de un ciclo, el inicio de otro dicen por ahí, así como va, tiene un día que terminar y subir el cerro.

sábado, 3 de julio de 2021

No Expectations

 Quien quisiera doblarle la mano al destino, se daría cuenta que la realidad es más "dolorosa-fuerte-anecdótica-real" que todo lo que te imaginas, y más que ese destino en el cual crees. Simplemente y la nada, cosas del pasado que algún día se harían presentes, aparecen como dagas en un cuarto estrecho, en donde el anterior pasillo, amplio era, lleno de pasto suave en el piso, con colores alucinantes y donde los sonidos de pájaros y su música, resonaban de mejor manera. Entonces sin la indicación unos metros más atrás, la música entra y después se va, como el galope de un caballo salvaje, que quiere escapar del soliloquio, de las manera inertes que tienen los días de expresarse. Así el pasillo ya estaba cada vez más oscuro, sucumbido por la realidad que no pensaba ya estaría presente. 

Miraba las montañas en el fondo, un poco de nieve cubría sus cumbres, con colores azulados por sobre estas, en donde se veía una detrás y otra y otra, interminables eran, destacando entre las cimas más próximas un observatorio en una de sus puntas, el cual era reflejado por el sol como un punto brillante en el día. La música no se terminaba y las corrientes de aire a veces aparecían, dejando tras de si el polvo inmenso que venían arrastrando. Ese que cubría el cielo, no dejaba nada que ver. Era una metáfora dentro de mi cabeza, porque viento y polvo, no eran tangibles, sino que se disponían a ser armas de doble filo en el pensamiento, este que no se salía de mi cabeza. 

Seguía mirando el horizonte que no se encontraba en las montañas, donde el verde comenzaba a aparecer después de las lluvias, los caminos seguían donde estaban, las casas en la lejanía, estaban cubiertas por sus tejados, de colores o con un tono grisáceo, la música seguía y entre frases ya conocidas y un par de traducciones al instante, era que recobraba el valor sus letras. Las comprendía y una que otra me caían como peldaños subiendo a la comprensión de lo que sentía, de lo que era lo que venía o simplemente recordando un par de prosas del pasado en donde las palabras alguna vez estuvieron, dejando un invierno infinito, no solo en el corazón sino también en las manifestaciones de realidades más allá, en donde suponiendo que todo eso de verdad existió, ya nada de la indistinguible "verdad" quedó. Entonces continuaba mi camino entre los pastos, un par de insectos, arañas de diferentes tipos y las herramientas que tenía, un azadón, pala y la carretilla, los cuales seguían mi paso por aquel lugar. A veces caían por parte de la gravedad, otras por mi accionar y otras se veían alejados cada vez más, en esos intertantos en donde solo avanzaba y avanzaba el trabajo. En eso mismo, miraba otra vez el fondo de las montañas, para ver si encontraba algo nuevo, un punto álgido que no vi antes, un nuevo y recóndito escondite en donde, pudiera mirar y sentir, que algo nuevo habría, así mismo me sentía por dentro, con los horizontes lejanos, casi vacío, con mares inmensos de playas infinitas, tras de ellos los cerros que completaban el paisaje panorámico, pero sin vida, una selva desierta, a un lado, por el otro, desiertos sin colores del norte, en el este el mar y al oeste las montañas, teñidas por el color del sol, es que se apagaba cada día un poco más, ¿sucumbido? ¿menospreciado? quizá, nada en su completitud, todo mezclado en la máquina de vida.


Y, ¿Qué más?, solo el color del sol, solo las nubes que transitaban, los aviones a lo lejos, le cerro que tapaba el sol a eso de las 5 de la tarde, la sombra que cubría de a poco todo, como un inmenso manto, el calor de las Salamandras, los caminos de tierra, el golpeteo del azadón con el piso, los insectos que por ahí andaban, el overol, las manos partidas, la conciencia y ese despojo de mi ser que cada segundo se iba un poco más, como soplado por el viento que estaba siempre presente, así han pasado algunos días, algunas tardes, entre tanto por fuera y tan poco por dentro, por ahora.