lunes, 20 de noviembre de 2023

Radu

En el vacio indeleble de las nieblas, entre el andar desperdigado y las cosas que no volverán, el síntoma de un nuevo atisbo, se comenzaba a manifestar entre el verdor de los tiempos. Parecían las nubes como pompones en el cielo, las plazas como lugares de recuerdos algo añorados, los días como el solvente que derrite el hielo entre el color apagado de los nuevos porvenires. Estaban desprovistos de maneras, con una quietud que quizá nunca se quiso o un punto en el cielo que nunca aparecio, llenando las provisiones, de nuevos campos, unos verdes, otros grises, algunos con pequeñas parcelas de vida, y otras llenas de la muerte misma entre lo que un día es y lo que un día se nos fue de las manos. Así como si todo y también como si nada, el contemplar el adiós en aquella plaza, frente al hotel, manifestó el punto donde, cuando regresó a mirar, ya las mismas miradase se habían ido, eran tiempos de pérdida, eran tiempos de lo que no se congregó, eran esos tiempos en donde el último café se tomaba ya más con otro amargor, el que dejó el tiempo que no se completó. Quizá nunca hubo una completitud, quizá solo fue ese punto que se dejó, y desperdició, entre lo que se recibía y lo poco que se daba, con el tiempo a contrariedad, con el clima casi primaveral, con la calamidad en el horizonte y esas nubes de noche en las que se vivió por montones en el cielo que tan anhelado suspiro cada día se quería revivir. Esperando el siniestro, se contempló cuanta verdad se dijo, y no fue valorada, porque aún cuando la duda era el soplido en la mente, la verdad era el punto álgido de los decires que la otra parte, siempre resopló. Era el tiempo en donde se dejó todo, como considerando que algo así, duraría para siempre, entre la confianza de ser confiado, se aligeró el paso, en el pensamiento de algo que un día iba a sucumbir por lo acontecimientos antes cometidos, por los errores de memorias, donde el recuerdo de los días, las mañanas y las noches, eran el clima perfecto de ese paraiso que entre el calor de sus pieles, el tiempo les ofrecía. Así entre lo que se cobijó, entre lo que se consideró, entre lo que se dejó ir y el tiempo que se les veía venir, el clima aliciente, contemplaba nuevos porvenires, nuevos tiempos, esos de donde no sabían que fuerzas sacarían, o a dónde estos, los llevaría, pero ya no por el mismo camino, quizá si por el mismo cielo, pero ya no en el mismo trecho donde, el cuello, las manos y el soplido de sus bocas, no se unirían de nuevas maneras, era el tiempo que no querían ver, era el tiempo que no querían sentir, era ese tiempo en donde, cada par de pares, se convertía en singular, atemorizado por el simplismo, se convirtió en la herida de un rasguño en la fractura de ese espacio que cada vez más se agrandaba y en ese tiempo donde cada vez más se les acortaba, no eran nuevos, eran otros, eran casi extraños en el nuevo padecer, eran casi tonos verdes en el retumbar de sus imágenes en los espejos del infinito, eran casi lo que fueron, pero no eran nada de lo que quisieron, por el error de una de las partes, de considerar el nuevo clamor, como un nuevo sentir, como un nuevo pensar, como un nuevo futuro, que entre las voces de los pacientes en la sala de espera, consideraban el hecho como un nuevo comienzo, pero que entre su piel y el blancor de sus huesos, sabían indistintamente que cada segundo, era el plano que se les bifurcaba cada vez más, como si nada antes hubiera de existir, como si nada antes, hubiera de pensar, como si nada antes, hubiera de estar. Cada nueva vez era un camino, cada nuevo día era un tiempo, cada nuevo atardecer era un recuerdo, cada nuevo sentir era un pálpito del cielo, cada nuevo, era algo, que quizá nunca los completaría, como fue la completitud de su completa inmensidad. 

Se fueron de miradas a opuestas direcciones, se fueron de café en mano, se fueron de vidas, y se convirtieron en otros, en seres apartes, como un punto y una coma, como nubes en una tormenta, quizá en formas no se vean más, quizá en el cielo tampoco, pero en los recuerdos de un punto, el clima quizá los vuelva a armar, con nuevos átomos, con nuevas moléculas, con eso nuevo y algo de lo anterior, pensando en que, todo un día podría ser, como lo fue o como quisieron que lo fuera. 

miércoles, 11 de octubre de 2023

Trellas

 Entre los redondos parajes de la ciudad, en la disputa de calles y navios, donde sumergidos todos en la totalidad de la vida, se cobijaban esos lamenntos que resoplan en el corazón, midiendo las penas en las calles en donde se convertían las nociones en dichos estrechos, en espacios tan provistos de vida, como si fuera una verdad el hecho que todo nos duraría para siempre, pero como entre las multitudes, la inexplorada relación, codiciada por los andares, concluirían las noches, los soplidos, las manos en las manos, esas tan llenas de verdad, esa que conocía de tus labios, esa que no comprendí y que solo dejé pasar, esa que se fue... Así entonces el soliloquio de vida volvió a reinar entre las fauces de la tempestad, como un fulgor que no tiene rima ni cima, entre el desdén de los parajes casi nada de verdes, miradas entre las cejas con el ceño fruncido, como un tornillo sin hilo, como un caleidoscopio entre los colores, mientras reflejando el desapego, se normaban las cualidades, convertidas en un estupefaciente que no tenía ningún tipo de efecto, casi nocivo, casi inalcanzable, eran unos tiempos sin tiempo, eran unos minutos sin respuesta, era ese infinito que no sabría acabar, ni podría culminar, por el hecho de no tener, de no haber, de no sentir que había sentido, una confusión de manifestaciones, un compendio de algo que ya no se juntaría, el tiempo con ese espacio, ese que se fue. 

lunes, 11 de septiembre de 2023

Había una vez...

 El clima de la tempestad, soplaba afuera, eran vientos de inquietud, de desapego o de algo que el viento se quería llevar, un clima de la noche, frio y algo despiadado para los puntos del corazón.  Así que ante la personalidad que se descubría, el contagio de las insinuaciones, se hacía presente como un nuevo acontecer que le quitaba la firmeza a la tan seca y desprovista de vida, presencia de las imperfectas pretensiones. Era un tiempo de visualizaciones, de manifestaciones, de queahaceres, de un rutina que empieza, como se le ve preocupada, por lo que hoy no vale nada. Así ante los días que contiuaban sin parar, la bifurcación de los accidentes, mantenía un conglomerado de nuevos creceres, que aumentando de tamaño, continuaban entre lo que ni siquiera sabía que se formaba, un gusto de ojos, de vida, de cabellera, de ese punto álgido en aquella bodega, donde las razones contenían un acontecer que solo quería liberarse, ¿qué sería de ese pronóstico en el futuro no tan distantes?, anteponerse no fue el despliegue, sino que proloferó un tiempo entre las sombras, entre las cajas, entre el hablar calculado en el cual cayó despavorido por el soliloquio en el que sus días se habían convertido, eran nuevos amaneceres, otros mensajes, nuevos conocimientos, un par de accidentes, algunos nuevos trajes, un tiempo de rebordes, con el hilo conductor de la manifestación más hermosa que la vida le había de mostrar en sus tantos cuantos días. 

Así que sorprendido por las instancias, un día de los cuales no tenía una cabida más allá de los presentes, el artilugio de visiones, contempló como fue que él, un ser desprotegido, algo indecifrable, con un manto sin caretas y una visión del plano en donde caminaba, algo diferente a los asistentes a quel lugar, contrajo el cumplido que le daría el inicio a aquella historia, como un accidente en su mente, todo se volvió claro, no podía pensar que era de verdad lo que sucedía, lo que en ese momento ocurría, ¿cómo?, si él era quien era, ni era más, solo vislumbraba con la rareza que aquel cántico de sus labios, contempló un pasaje que no había vivido, un sentir que deslizado por los márgenes de las hojas de aquella calle en subida, con el sol pegando, se convertiría en el principio de un tiempo, de un fulgor, de un alterado contexto donde sacado desde sus cabales, convertíría aquel soliloquio en un punto de verdad, de manifestaciones claras, donde las dudas desaparecerían, donde los besos recubrirían la soledad, para convertirla en fuego, donde el anticuado sistema, convergería en un punto nuerálgico, conglomerado de primaveras, de nuevos amaneceres, de nuevos permisos, de nuevos aconteceres, de nuevas nuevos, de buenas nuevas, era algo no imaginado, algo que seguiría en la vida que, el tanto quería. 

¿Qué sería?, se preguntaba, que era él para parecerle tan, a aquella, a ella, ¿qué fue?, quizá la soltura de las manos, el desapego de una parte de la realidad, el punto de nuevos puntos, el alterado sistema que en su cabeza la hacía suspirar, qué sería, ni él lo sabía, solo estaba presente en el regalo más cautivador que el universo en su magnificencia, le había otorgado, como si de haberse ganado la lotería se hablase, en un punto de nuevos puntos, era el signo de exclamación, uno que sabresalía y lo cobijaría en sus manantiales, donde el calor y los nuevos presagios, harían ver nuevas mañanas, en el pos de sus brazos abiertos a los nuevos consentires, como un cántico de alegorías, como un manantial divino, como un culumpio infinito sostenido por las manos de aquella belleza que un día, un día se convertiría en... nuevos tiempos. 

jueves, 31 de agosto de 2023

 El clima de los entretanto, culminó con el ánimo de los días que vendrían, pasarán desapercibidos los cascos por el cimiento que resoplaba, pero era inerte a los atisbos que un clima turbulento quizo cobijar, así las cosas, el tiempo, las añadiduras, las pláticas, el soplido y los contornos, eran poco importantes, quizá el renacer tomaría más tiempo de lo que un día se pensó, con el rostro recaido, con las manos a veces en los bolsillos, con la capucha de la chaqueta en el caminar despúes del trabajo por el punto en donde pasan todos los días, cientos de almas en el pleno de los motores y las resonancias. Cautivo por el sol y la gravedad que cubre los alientos, contemplando el andar, no hay noción de vuelta, aunque sea el deseo más grande en la vida, en los tiempos, en la verdad que aunque no quisiera ser aceptada, es la parte más recóndita que hace pensar en cada segundo, cómo es que la idiotez se convirtió en pérdida, cómo es que otra vez la "confianza" en los hechos, provocó un resquebrajamiento de las verdades, de los señuelos, de los puntos en los que tanto se quería querer, en esos que no se quería que se alejaran. Así un día desperdiciando el ánimo de los tiempos, se cobijó el término de los términos, como un puntos final, nada de pausas, nada de puntos apartes ni un poco suspensivos, sino, un final desprovisto de la luz del día, en una calle donde tantas veces se caminó, en donde tantos tiempos se comtemplaron, en donde tantos, tantos puntos se conocieron, así se fue y se perdió la sintonía, los puntos, la culminación de un tiempo, dejó los alterados sentidos, como un punto que no podían volver a vivirse, como algo en donde quedan... las fotos.

viernes, 30 de junio de 2023

Ortsor Nis

 Y no está, más de lo que quisiera encontrar
Ramificado en este malestar
Contemplando cómo en el andar
Mirando de lado cada sobrepasar
Bifurcando el simple recordar
De la manera tan sin cesar
Alimentando cada contemplar
En el camino tan poco especial

Consideraría cada resplandor
Como un simple, refugio al ardor
Mientras el clima, sube su calor
Hasta el camino de inundado fervor

Entonces, el clima se forjó
En cada detalle el cielo explotó
Como en un arcoíris el tiempo se convirtió
Partiendo en dos, cada uno de los dos

Sintiendo encima del rubor
Como es que las cimas sin sabor
Mantenián el racimo a descolor
El día se iba sin razón


(Mientras escribía esto, lo cantaba, creo que algo rima, en un ritmo de una guitarra de bolero)

lunes, 26 de junio de 2023

 En un día intangible de permanencias, el no tan anecdótico repercutir de las vibraciones, se señía llegando a ese punto en donde el rojo, era el nuevo color que las ondas de sus sonidos y fotones, iban convirtiéndose. El andar sin proporciones, se contenía en las manos, como la arena en una playa solitaria en donde el viento y su acompañante llovizna, cauterizaban los sesgos que entre los dichos quedaban. Era el aliciente a un nuevo repercutir, se preguntaban los venideros momentos que sucumbían a los anteriores, entre las fauces de esa palabra tan usada, el inexorable paso del tiempo. Chispas de antes, luces radicales, estrepitosas consideraciones, anticipaciones, visiones, ¿cómo era que todo había pasado?, no era común sentir algo había antes de todo, el presente no era instantáneo, el tiempo de demora entre la percepción y la realidad, nos convertían en seres anteriores, no éramos presentes, éramos. Y, ¿qué vendría después de las banalidades?, incertidumbre dirían algunos, otros que nada, otros que más de lo mismo, pero nadie sabía la respuesta clara, quizá el tiempo conmemoraría los anticipados números, con un escrutinio en sus andanzas, uno que nos daría otra sorpresa, un punto álgido o un punto medio, quizá uno bajo, como perderlo todo, como no ganar, sino, aprender de lo que un día fue, lo que un momento se cumplió, el tiempo diría en sus manos que el anticipado, nunca fue seguro. 
Una idea sin ideas, o quizá muchas ideas, ni él mismo lo sabe, como traspasar la cuarta pared, así preguntarse a si mismo, si entre los tiempos, entre los comienzos, entre los procesos o los desenlaces, el sosiego llegaría, el estupor supondría el nuevo comienzo o solo habría un tiempo nuevo, de nuevos nuevos. 


 

lunes, 5 de junio de 2023

Tortuga y Serpiente

 Entregados en su inherente personalidad, convencidos de los actuares, pero en la dudosa comparecencia de los vaivenes, el semiciclo de alteraciones, los convirtió en seres de un mismo filum, pero de distinta clase, así fue que evolucionaron, para un día encontrarse en el reino de la realidad, donde cada uno con sus complejidades, sus diversas manifestaciones y esos puntos que las hacen ser diferentes, trataron de hallar entre las canciones y los presagios de nuevos futuros, el cuantioso futuro que un día se dijeron entre las vociferaciones de noches estrelladas, donde solo se quedaban perplejos ante el cielo, ante la inmensidad de su pequeñez y la comparación de eso que no conocían pero querían vivir, siendo fuertes el uno con el otro, con sus armas en la lucha, con sus cualidades, las prosas de sus palabras, los movimientos de sus cuerpos, el refugio del calor en el cual cada una, sumergida en la arena, podían ver venir el clima, aunque fuerte y duro fuera, no se iba, aún así, no vulneraban el hecho de que ese sentir tan recíproco, no sería eterno, pensando en el por qué aquellos astros en la negrura del espacio, si lo eran, solo que no sabían que en la instantaniedad de sus vidas efímeras, no era comparable con la nada creible vida de las estrellas con las cuales alucinaban en el las sábanas del espacio. Eternidad era solo un concepto de visión, de percepción, nada era eterno, ni su compañía, ni las estrellas, ni el eterno manto en el cual se cobijaron, ni aún así, el infinito universo en donde estas mismas dos especies han de aparecer. Que triste suena todo eso, que imposible suena el encontrarse entre los planos de la vida, pero así fue como les sucedió, acontecieron las cardinalidades en el sentido de una noche, en donde el trago más gustoso de sus mieles, se convirtió en el jugo de vida que los arrimó a magnificar las intesidades, en tiempos donde la linealidad de los consideraciones, era un propósito que se autodenominó real, pero fue quebrantado por el arrebatado hecho de considerarse vivos desde aquella noche. Así las magnitudes de los gestos, fue conviviendo en el recodo más vivaz de sus vidas, donde la salida de la realidad son consideraba un punto áljido, eran tiempos de vida, de calamidades que no importaban, de vivir la intesidad en donde solo querían ser, ser más, sentir más, ser el uno con el otro. Así fue, así se vivió, así de claro, así como si fuera casi incosevible el hecho, de que esa era la realidad que estaban viviendo, no se creía, pero era más real que cada pensamiento que tuvieron, combinado con los sentimientos y la maraña de noches, en donde, los risueños calores, hacían vibrar la vida que tanto querían vivir.

Podría seguir, y no parar, quizá aparezca otra de estas publicaciones. 

¿con quén habrá sido esa conversación?

martes, 25 de abril de 2023

De- [2]

 Despacio deambulaba por el desfiladero. Algunos creían que se derrumbaría entre los peñascos, pero más que de pronto, solo diría que dormiría en el dominio de aquel dios de sueños, donde el dinamismo desaparecía desde delante de él, para poder demostrarle que entre los sueños, el denotado demonio de los despropósitos, sería descubierto por el desencadenamiento de ese aletargado proceso de diseño, ese que le otorgaba desvarios, desahogos, desdicha, desánimos, desentrañables recuerdos en el desván donde guardaba los delicados recaudos de los desaliñados cofres, en lo que mirando dentro, desprendían la luz que antes vivía, una que no se había ido de sus dentro, de su densa mente, en donde refugiado del dinosaurio, decían que las vivencias eran parte del pasado, uno que no se olvida, uno que sigue, uno que... ¿dónde quedó?

De-

 Decantado por la desestabilización, el derrumbe combinado con el desapego, convertían los nuevos días en un destino que era denotado por los descubrimientos, por las denominadas desiciones que la vida ha de traer. Denunciado por el viento en el clima dentro del ser, se interpretaban variaciones que desencadenaban altibajos en el demarcado terreno de las desiluciones, como demandas de un decaido, se decían cosas entre las décimas, deberes que se desviaban a desvelar las debacles que en su alma ardían como debilitados árboles el bosque de decálogos. Decorando su tiempo con los decretos de nuevos deberes, decía que era democrático el término en aquel contrato, pero, ¿estos se declinarían por solventar los nuevos y decoloridos decires de la declamación de los "derechos"? Desprotegido y desprogramado, declaró entre su degustar, el dejar o desatar, el desalmado destino que el devenir le traería en sus desaliñado pero decidor deber. Así entonces en las desproporción de la densidad, derecho a lo debido, derrumbó las deidades que desafiaba en su desalentado diario vivir, para así salir de la decepción que el delantero le demostraba en su decadente desastre, como una delimitada pero delgada línea de desalmados, a veces derrotado, otras desproporcionado, otras desaliñado, a veces delicioso, otras como en caídas por sus desabrochados zapatos, los que dejaban el definitorio delirio en el denso décimo de sus deletreos.




Es una sombra, si dejar para el tiempo hace que el sol avance y aparezca el sol o moverse a un lado con su luz, pero solo el movimiento de los cauces harían converger la nueva sesión... una nueva luz

lunes, 24 de abril de 2023

Ojos de luna

 Cúlmine al día, mirando al cielo y casi en su totalidad negro, el brillo de un astro casi en un cuarto del cielo, como un punto espacial, el primer planeta del sistema en donde vivimos, se posiciona raudo como un ápice en el cielo, el cua gira para poder vislumbrar en la noche, las pocas estrellas que se ven en el manto negro del espacio. Junto a esta, está ella, la luna, con su creciente y cambiante tamaño, pero que por estos días, tiene aquella forma de como un gajo, una sección casi circular, como el ojo que se rie, como el ojo que entrega la noción de felicidad, el cual crece, el cual se convierte en una luna llena, despampanante de colores, del brillo que en el día o en la noche, rompen el ardor de la lejanía, para poder aprovechar el camino, mientras se abren cautelosos a un nuevo recorrido, donde la vida se les manifiesta, donde el día se les contempla, donde la noche les espera, aquellas noches de entrega y de luz, de sabores en el actuar, en el anochecer, noches de eterno calor, uno desplegado entre la oscuridad, que siempre imprudente, quita lo que se quiere, quita el verdor, quita las manifestaciones, aún así, el ciclo de aquella luna, con buenos vaticinios, ha de ser el manjar que endulce los días, quizá en su próxima venida, el clima de la noche solo sea... 

(La idea era bastante buena, habrán más con este título)

jueves, 13 de abril de 2023

[1] "Te espero en el fin del mundo"

 Los últimos días, como simil a un paraiso, no han sido, más bien coterraneos a la intransigente reverberación de los sonidos, en los cuales el andar parejo en la ciudad, convirtió el atardecer en un punto cúlmine, donde ante la mirada indecifrable de los demás, solapado a una realidad que no se veía próxima, en el punto donde los brazos se separan, alejados por el contingente de los minutos, se iban como prosas al ser leídas, como antiguedades llenas de polvo en el armario. Era un punto en donde el poco cielo que quedaba de sol, ya se veía opacado por el edificio detrás, y una frase en la mente congregaba a quedarse ahí, parado y viendo como se iba, como se terminaba un parecer, una reciprocidad, un atesorado punto en el contexto. Era sorprendente saber que quizá el fin del mundo se acercaba a pasos agigantados y no era vislumbrado por lo que se tenía en mente, era un punto, quizá eran dos, pero terminaron siendo menos, ni antes ni después, el tiempo solo se quedó quieto, la música fluía por el camino, una canción en japonés corría por los cables y el volumen alto para dejar de percibir lo que había alrededor, bajar de la locomoción, caminar lentamente, con las menos ganas, con las menos de las menos, un punto flaqueó, un punto, ¿cuál punto?, si ya no eso quedaba... No era el fin del mundo, eso espero, no del todo, porque la luz que se veía en el cielo, acercándose cada día más, convertiría a las pobladas ciudades en el polvo del cual las estrellas nacieron, era un futuro quizá evitable, quizá donde de verdad encontraríamos la razón de quedarnos, de querernos, espero sea antes, antes del fin del mundo, antes del fin de nuestro mundo....

El clima de los días posteriores, se alargó con la presencia de las horas extras en el armario del trabajo, donde en las últimas horas alguna inquietud ha de actuar y el día se convertía en la sincera y venidera resonancía de la noche que se acercaba mientras el sol huía trás el horizonte, aunque para estos fines, el clima se sentía de otra manera, con el color del cielo, las nubes sin presencia, el mar de punto álguido, el cielo de tonos naranjas a negros, pasando por el morado y un poco de rojo, como tonos de distancia, como tonos que no se vuelven a ver hasta el otro día, hasta el nuevo atardecer, el que mostraba el firmamento trás el caleidoscopio de los colores de un día otoñal, con el claro del sol, pálido de esta época, con el cantar sin renacer de los pájaros que no descansan, con el andar detrás de un objetivo, un punto de concordancia, un punto... un nuevo punto.


...Continuará

martes, 11 de abril de 2023

 Un nuevo día, acontecimientos como todos los otros, serán pertenecientes a las horas de aquellos que vivimos, pero ya nada es lo mismo, el vacío se acumuló como un sentimiento que pensaba se había ido, como si no existiera más, se fue lo que tenía en la mente, el corazón quedó como un artilugio más de aquel calabozo en donde lo dejaste, se llenará de polvo, quizá quede detrás de cajas, muebles, cosas insípidas que se burlarán de el, haciéndole perder su luz, la que tenía antes desde... quedará pálido entre los verdores, con una capa de indiferencia, como el anticuado objeto que no se necesita más, no adorna, pasó de moda, todo lo pasó la cuenta. 


Sombras, otra vez toda renacer.

lunes, 10 de abril de 2023

Lavado de verdades

 Ayer al parecer a esta misma hora, en el cuarto donde se cocina, el tiempo en un retorcido presagio me hizo ver el retumbar de las lozas en el lavadero. Como clima de introspección, encomendé las manos a realizar tal tarea. Así fue que como un tono agridulce, varios pensamientos aparecieron entre todo lo que hacía, como si el danzar del agua con el jabón en el sentido de deshacer la suciedad, repercutiera en sentirse de un modo nuevo, algo así como una epifanía entre platos y ollas. Sentía un pensamiento que me desbordaba, me alentaba a realizar un par de actos que harían desaparecer otros, pero que han de servir para pronunciar reales convicciones, un nuevo inicio....el inicio de perderlo todo. Como lo pensaba y aseveraba, el clima era tal, de dejar todo, de saber que no era sano, de saber que era... o quizá siempre fue así. Aún en los recónditos pensares, existía el atisbo de contrariedad, el que podía hacer que todo mejorara, con nuevas ideas, con un porvenir. Añadido a esto, un par de puntos de dejar cosas de lado, contribuirían a la tan enunciada, en estos tiempos, salud mental. Recursos que realicé y de los cuales no he tenido noción de su existencia, ni necesidad de su iniciación. Pero la otra parte, quizá, en aquel momento solo la asimilé, la mantuve como propia, pero no veía en lo que a la misma hora del día siguiente ocurriría, hace un par de minutos. El contexto se volvío real, como si los pensares hubiesen trascendido más allá de mi mente, con un vaticinio de pérdida, con una luz entre focos ya apartados, apagados por el vacio flujo de electrones, nada de energía, simples factores, detonantes de todo, denotantes de pérdida, como recursos, sin recursos, como vaciar el vacio, como la porcelana que calló al suelo, e indistinguible por la fuerza, resquebrajó cada parte, cada sentir, cada uno de los puntos, todos, hechos polvo...

¿Cómo fue que el problema pudo desencadenar en todo esto?

Dos canciones con una frase muy parecida
(Im still here) - Pearl Jam
Careless Whisper - George Michael


Quizá debí seguir el destino de hoy en medio de la carretera. donde un pestañar más largo de lo normal, pudo ser el eficaz desenlace de... 

domingo, 9 de abril de 2023

Te recuerdo

Como un soplido en el silencio del alcoba desgarrada, te recuerdo
Como una corriente descargada en el suelo aislante, te recuerdo
Como una sonata en la tonada, te recuerdo
Como un salpicado espejo de sonidos de colores, te recuerdo
Como un cálido amor entre las sábanas infintas, te recuerdo
Como un color de carmesí, despampante, te recuerdo
Como un antiguo verdor entre el prado desolado, te recuerdo
Como un caleidoscopio de canciones tintilantes, te recuerdo
Como un caminar entre los seres del desvariado centro de ciudad, te recuerdo
Como un chocolate de sabores interesantes, te recuerdo
Como un cántico a la vida, te recuerdo
Como un atardercer anodado por sus colores en el arrebol, te recuerdo
Como un tímpano resonando los murmullos de tu voz, te recuerdo
Como una alocada locación, te recuerdo
Como un nuevo amanecer, te recuerdo
Como un admirador indiscreto, te recuerdo
Como una palabra entre los labios que aparece en los momentos de cercanía, te recuerdo
Como una mano en la otra, te recuerdo
Como un añorado silbido entre la noche sin luz, te recuerdo
Como las frazadas llenas de calor, te recuerdo
Como la ropa atraída por la gravedad, te recuerdo
Como las noches de luna, te recuerdo
Como los minutos que miro entre el reloj, te recuerdo
Como mi mente entre los pasajes de la ciiudad, te recuerdo
Como un anticipo de hermosos parajes, te recuerdo
Como una llamada que saca de la soledad, te recuerdo
Como un danzar entre los dichos y las vociferaciones de placer, te recuerdo
Como un camino, te recuerdo
Como quien eres, como quien eras, te recuerdo
Como a ti, siempre, te recuerdo

Como el día de aquella noche en donde, por primera vez nos fundimos en la cualidad innata que el ser despliega, te he recordado muchas veces, a tu lado, en la soledad, en los momentos en donde la vulnerabilidad ataca o donde el sentido se ha perdido, ahí entre la vida y los quehaceres, te recuerdo

Te recuerdo, como prosa de vanidad, como indistinguible armonía, como luz en la oscuridad, como caminar, como danza, como vida, como una alteración de la gravedad, del espacio-tiempo, de la misma realidad, entre el vestido que llevas a veces, con el pelo suelto, con el rápido caminar de tus piernas, con el braceo de tus ojos en el caminar de tu hermosura, así como quien espero poder ver nuevamente, así, te recuerdo. 

Y salimos de las sombras...


Un nuevo ser... en construcción.


El estanque

 Reposado, sin movimiento en sus aguas, sin sones en su superficie, ni un cantar en sus inmensidades, así era el estanque. Desprovisto de lo que necesitaba, o de lo que se creía necesitar, es se formulaban nociones que no llevaban a nada, sentado en el lecho donde no movía sus piernas, solo dejaba irse por el movimiento casi inerte de las fauces de aquel infinito lugar. Cielo, horizonte y superficie, como un todo en una línea que no convergía. dejando desprovisto todo, de un momento a otro, como si nunca hubiera de haber habido algo, era el cementerio donde ni lo muerto, muerto estaba.  Pensando en pasar lo días con los dichos de sus pensamientos, con los actuares de sus movimientos, era que sin ganas, adoptaba una realidad que no tenía cabida, era un simple pedazo de metal en la cadena, el eslabón era mucho, la unión quizá muy poco, solo un intertanto de ese artefacto. Pensaba en la vida, cómo era, cómo se convertía en lo que ahora sentía, como un ser en el estanque, sin avance ni retroceso, sin seguir, mirando el cielo azul, entre lo que venía cada día, entre lo que servía, entre lo que se distinguía por las ventanas, por los coches, por las almas, mientras la música sonaba y sonaba, pero no tenía como escucharla, era un inerte soplido entre todo el movimiento, se sentía desprovisto y vulnerable, con ganas dentro, pero ocultas, quizá a la luz de cierta lámpara, podrían volver a renacer, porque si que estaban, solo que se apagaron, se quedaron como puntos inversímiles entre la dicha y la desdicha, como síntomas de lo que se perdió, como un artilugio colgado en el corazón, el que te quita, el que ciega, el que desgrana el corazón, como un cuchillo maltrecho que saca láminas del mismo, donde cada una, dejando con menos masa, tiene menos en donde antes tenía más.

Se sentía aplastado por si mismo, como un autosabotage del pensamiento, como una artimaña que así mismo se jugaba, como un arma disparada por la culata, como un tiro de boomerang que se devuelve, como el pseudo karma que lo auto atacaba, sensación rara, sensación de culpa, sensación de pérdida, sensación de vacio, sensanción de no tener sensanciones. Un punto en el tono del monte donde el cielo se convertía en, en nada al parecer... estancado. 

martes, 21 de marzo de 2023

 Entre los dichos de los nuevos tiempos, entre las canciones del soundtrack de la vida, mientras el resonar de aquella tonada de The Doors y su letras entre la psicodelia y el resquebrajar de la realidad, pregunta: "Cuándo el verano se vaya, ¿dónde estaremos?" Así mismo es que al parecer, ni siquiera estamos, sino que entre los últimos días de esta soleada estación, todo terminó por desvanecerse, ya que en el primer día de la caída de las hojas, el soplido de las palabras dejó tan claro varios aspectos que hasta ayer me hacían creer en la banal reforma del cambio, donde surgirían nuevos amaneceres, pero en la interioridad del ser, era sabido cuál sería la respuesta, fue más que claro todo, fue un punto de "no retorno"

Tenía varias ideas en la cabeza para escribir, quizá en otro entorno las dejaré surgir, ahora una se posiciona encima de la otra, como si todas quisieran salir a la vez, pero, nada surge en realidad...

lunes, 20 de marzo de 2023

¿Qué fue?

Del 22/02/2023


Qué fue de esas palabras
Qué fue de esas conversaciones
Qué fue de esos sueños
Qué fue de ese deseo
Qué fue de los objetivos
Qué fue de tu lugar en nuestro nido
Qué fue de la versatilidad en la que nos desenvolvíamos
Qué fue de las nociones
Qué fue del desconocimiento por conocer
Qué fue de la piel
Qué fue de los pensamientos
Qué fue de lo que un día conciliamos para el futuro
¿Qué fue?, ¿Qué fue?

Fue, así como la canción. 
Sentado en la oficina en el ombligo de la semana, donde comienza el día, con el clima nublado, los demás llegando y, la mirada perdida en el sinuoso horizonte, como acometido por el desprovisto, como vertido cual líquido en el piso, donde todo se terminó vaciando, yéndose por el drenaje, quizá a dónde, quizá a cuándo, quizá.