lunes, 13 de septiembre de 2021

(sin título)

Le habría de haber escrito esas palabras de "amor" que tanto se me han de haber ocurrido. Le habría escrito los días en prosas, donde los versos, inspirados por su personalidad y sus curvas, hubieran salido de manera tan natural. Le habría escrito las mañanas en desayunos, las tardes en postres y las noches en estrellas, los amaneceres en colores por detrás de la ventana y enredados en las sábanas, los atardeceres en penumbras, donde la noche se aproximaría, donde el frio que quisiera reinar, fuera opacado por el calor del tiempo, es que no tenía fin, ese donde las piernas entrelazadas, dejaran al descubierto, el sentir necesario del alma, el alma libre. Le habría escrito las luces, en puntos seguidos, seguidos de más puntos, donde las palabras fueran ese medio para expresar las nociones que, a distancia no se podían representar de otra manera. Le habría escrito el presente en los perfiles que veríamos cada día, donde solo los recuerdos, fotos, audios o palabras, quedaran plasmados en códigos indescifrables, solo prodigiosos de nuestros pensamientos, siendo descifrados en tiempos, donde los recuerdos eran esa parte que hacía sonreír el momento, cambiando así, un segundo tras el otro, para dejar el verdadero sentimiento a flote.


Estaría presente en cada uno de los segundos, pero, el error, sucumbió cada parecer de estos, aunque era bien sabido, que más allá, no habría, solo serían unos meses, y el cielo volvería a desaparecer, pero quizá fue el guillotinazo más real, ese artefacto que pasó, quizá así tuvo que ser, para que eso, que pudo haber nacido, no naciera, el sentido que daría realidad a una "realidad", para nada real.




Soleado domingo

Contrario a la creencia, el día que fue "cuando tuvo que ser", no fue el acertado. Fue más menos el desastre más tonto desde hacía ya, unos cuantos meses, para ser sincero. Entonces, comenzar otra vez era un complicado atisbo de nuevas realidades, de sentía el peso de lo que fue nada, cuando se tuvo que ser todo. 

Estrepitosa claridad era la que se aproximaba por detrás de las cortinas, cuando el sol ya naciente, caía con sus colores al piso de este nuevo día. Miraba con premura la pared verde y todo ese punto de expectativa se había desvanecido en, ¿Porciones?, al parecer se quedaron grandes los pedazos para esa tan desperdigada porción de tiempos tan efímeros. ¿Qué pensar? Decían entre los dientes, los presagios que no se quisieron hacer caso; los que terminaron siendo verdaderos; fueron poco tomados en cuenta, por las ansias. La vida da golpes, las dudas a veces se presentan como razonamientos más sinceros o por lo menos, manifestaciones próximas, de una realidad que no se quiere afrontar, o querer. Seguían los minutos, y el tiempo ni en segundos se podía medir, era una escapatoria del contexto, era lo apropiado al parecer, no quería volver, por un tiempo. Así que al salir, minutos más tarde volví, pero esta vez con las ganas de volver a salir, escapar más que nada, caminar era el punto necesario, el alma decía, lo pedía. Así que parecieron pasos largos, en una caminata lenta y casi sin rumbo, palidecido por el sol y en esta ciudad, no tan grande, donde las calles se hacían minúsculas ante los pasos tan infinitos, el ánimo bajoneado acompañaba la caminata de domingo soleado, no fue el destino el querido, la playa quizá estaba, ese día, un poco lejos para llegar, así que a medio camino todo quedó. Fue así que en una banca del tiempo, sentado bajo el sol y solo con el agua de la botella, los minutos del claroscuro, se convertían más en la nada que el alma sentía. Para qué más preguntas, si la respuesta ya la sabía, solo quedaba resquebrajada por las palabras que, nada significaban.

Así pasaron un par de días, las nuevas expectativas ahora estaban regidas por el recuerdo que no se iba, por el malestar en el corazón que dejó mucho menos de lo poco que ya se tenía, era un ocaso opaco que fruncía el seño cuando miraba a los demás. Como sin alma, días después me levanté y viajé al nuevo trabajo, la cara no se quitaba, solo las ganas movían el ser, la mañana fría, en un lugar que vio mis pasos, solo 3 de los siguientes días, en donde al tercero, el ser renació, pareció ser otro, aunque ya dejando de lado aquella preocupación, manifestó que este, solo era el inicio de algo, que hasta ahora, casi semana y medias después, no ha de parecer verdad, ¿qué será?, todavía no me lo dicen, solo que las cartas dijeron un punto, punto que no se quita de las letras, aparte o seguido, este estaba, como las comas o como las letras, siendo artífice de un "casi macabro" futuro de presentes tan presentes.              


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Como es de parecer, hablar en clave ha sido ese manifiesto tan presente en varios de los escritos, es una manera de solo saber que es lo que dice, como un mensaje entre líneas para un "yo" del futuro, como un recuerdo plasmado.
Este año han sido ya dos veces que ese sentimiento; para nada bueno; abunda en el corazón, un pensar que no se quita, un antídoto sería necesario, pero parece no existir, parece no haber más remedio, que la verdad, la grandiosa y a veces triste, pero implacable, verdad.