sábado, 27 de junio de 2020

La Bóveda Esdrújula

El héroe, ídolo para muchos, nacido del bajo el ópalo, en alguna ciudad de Bélgica. Su padre de Mónaco y su madre de Sudáfrica. De niño gustaba de las matemáticas, el álgebra y la aritmética. Nada caótico, pero algo fantástico, los números eran su pasión, algo veía en su interior, donde el cuadrilátero; lugar donde ganó muchas de sus batallas;y el triángulos con sus ángulos. 
Esto fue algo escrito por allá por el 2016 y también fue una prueba del sistema que tenía para compartir los links. 

martes, 23 de junio de 2020

Calle de la Desilusión

¿Qué era?, ¿qué fue?, ¿dónde estaba?, ¿qué sería de eso?, nada se respondía, y las ventanas se cerraban como candados sin llave y cerámicos llenos de pegamento, quedaba estipulado que nada estaba como ya había sido, el tiempo no me quitó nada, fui el culpable de varios problemas, en donde sostuve al cielo y lo  dejé caer, nunca creí ser poseedor de tanto y no creía que podía cometer tantos errores en tan poco tiempo, pero así fue, la noción de estos ni yo las tenía, solo sabía que nada era para siempre y así como atacado por el karma del tiempo, perdí legados y perdí recuerdos, fue estipulado que, ya el corazón vació estaba, con los ojos vacíos de infinitos, y las manos destrozadas, a me dijo una persona que tenía miedo del que pasaría conmigo y que tal afección podía provocar efectos que nunca han de ser pronunciados en totalidad, muchos temen a esos "dichos" en donde la respuesta es solo una, morir no era la verdadera respuesta pero si quizá, una escapatoria a los inútiles fundamentos que ya ni razón tenían, abandonar la vida como si no tuviera un valor ya, era me era preciso, pero no quería sentir que estar vivo era estar así, que los sentimientos te hacen sentir un impulso que se levanta en las mañanas, pero que a mente se quiere quedar entre las sábanas y no abandonar el "refugio" que tantas veces fue de más de uno. Estuve tiempos irreprochables así, a veces en lugares en los que nunca pensé vivirlos, en lugares ya conocidos, donde un par de gotas aparecieron en el rostro, como si no tuviera más en mi, y no, nada hacían desaparecer nada, ni vulneraban el simple efecto de lo que podía ser.
No estaba en mi ser, no sabía ser ni estar, era como un verbo sin vida, sin ansías, y corrompido por las significancias que me trajeron ahí.

Así avanzando, un día recuerdo caminar mucho desde un lugar entre la conurbación, en donde fui a dejar unos lentes, y caminar y caminar bajo el sol de agosto, me calmaba, pero se hacía chica la ciudad y no podía ser infinito ni el tiempo ni el espacio, eran cosas que no podía cambiar.
Recuerdo haber llegado a tal lugar ya muy concurrido tiempo atrás, y me senté en las escalinatas de la entrada, aferrado al sábado en donde partido de alma estaba, y nada fue como lo esperaba, una vez me dijeron una frase y así se cumplió, fue nada más quedando en menos, con las manos en el suelo y de cabeza gacha, espalda sin fuerza y sin alma, como una vez la mirada de una compañera de colegio me lo dijo: "te miro y pareces como que no tuvieras alma", es a veces que se va y otras que vuelve, es cuando es y cuando no, un tal vez que nadie maneja ni controla, porque resumiendo, el tiempo no da respuestas, quizá cura, quizá solventa, quizá cambia, a veces mejora, pero nada es contrario a la transición que pensamos, el tiempo fluye y el espacio queda quieto recordándonos los que era, lo que  casi fue y nos delimita a hipótesis de un futuro anecdótico y sinuoso.      

Y salimos, de las sombras

Recknoker

                   

El Sueño

El sueño

Tuve un sueño, contemplaba en el pequeño pasillo que hay al lado de la cocina, al salir al lado izquierdo de la puerta de la misma, entonces entre las sábanas blancas que tendidas estaban, apareció un personaje, del cual siempre he pensado que desaproveché tiempos que tuve en la niñez, mi abuelo; por parte de mamá; apareció, lo vi tan bien, tan fuerte y alto como estaba en esos tiempos, lo miré y corrí a él, lo abracé como nunca y la felicidad me llenó, sentía que estaba cerca de él y que podía tenerlo para apreciar sus conocimientos, y sus enseñanzas, entre las sábanas aparece también mi padre y la felicidad fue completa, estuve por tiempos infinitos abrazándolo y me alegraba poder verlo otra vez. Entonces saqué mi celular y le decía que nos sacáramos unas fotos para el recuerdo, para no olvidarlo más, las primeras con una de las aplicaciones de la cámara salieron corridas, pero después de un par de intentos, saqué unas selfies entre los tres que estábamos en ese lugar. Desperté y una lágrima cayó en el rostro, sabía que el sueño solo eso fue, y me quedé mirando el  cielo blanco de mi habitación, volví a caer dormido y el sueño se desvaneció, no soñé más, ni otra cosa ni con él.


sábado, 20 de junio de 2020

-algia

Con distinta participación a los días anteriores, cada vez más siento que el estímulo de la antigua soledad, es algo consiente, presente a ratos y vulnerado en otros, como sí las cosas contribuyeran a que, ya nada de eso de verdad importase. Estaba sentado en la mesa de la cocina tomando un café con leche, y un pan con mermelada, mientras nadie más aparecía, solo esperaba que siguiera así, el cielo negro detrás de las ventanas, la puerta de medio vidrio cerrada y el frío que inquebrantable disipaba el poco calor que había. Fue así como terminando una buena semana, la nostalgia "de mierda" aparece otra vez, a veces invitada por las canciones, por situaciones poco importantes en estos momentos o por la conjunción de una realidad que imaginaba distinta mucho tiempo atrás. El tiempo, la variable por definición de toda ecuación y que, por nuestros tiempos no tiene una definición absoluta, vulnera el paso de si misma, manifestando un par de artilugios que, no llevan a nada, pensar y pensar gasta ese tiempo valioso, que después de tanto introducirte en un tema, te deja ahí, parado, sentado, caminando o en reposo, pero con una casi "incertidumbre" que poco sirve, que poco apoya, que nada dice y tanto quita, la valiosa variable a la cual le reemplazamos nuestra propia incógnita, nos da una ecuación a veces indefinible, a veces sin raíces, otras solo con complejas, otras que, en el tan alto entendimiento de las matemáticas que se tiene en la humanidad, todavía no podemos definir donde nos deja o porque nos pone acá o así. 
Precipitadamente tratamos de explicar el por qué de cada una de estas interrogantes, pero, ¿qué son las respuestas que nos da?, ¿cómo interpretarlas?, analizar cada una de las posibles soluciones o el por qué de aquello o de eso otro, no me ha llevado a mucho, que quizá nada, como tendiendo a cero. Sí el denominador se agranda, la fracción se achica, y así al revés.

La nostalgia, el síndrome que quita momentos y que releva la realidad que ocuparía en inmensidad de otras cosas, pensar sin llegar a nada. A veces y con todo esto de la cuarentena, he desarrollado una cosa que no pensé que saldría, la incomunicación y como no saber ya, como relacionarme con la gente, solo con los que de verdad han sido mis amigos desde antes, pero en general, el "conocer" a otros, no lleva a nada, es más banal, que cuando hablas con alguien por el solo hecho de saber "cómo está" en esa conversación tan sin sentido, donde todo apunta a un "si bien y tu", "bien también" y el típico reclamo del por qué todo está cómo está o mera palabras sin sentido. Antes, quizá no poseía en magnitud, una facultad de comunicación, ahora solo es un atisbo de algo que pensándolo bien nunca fue de verdad. Siento que no soy el único que ha caído en esto.

Siguiendo con la nostalgia y el sentido de la "pérdida" de la comunicación interpersonal, ha magnificado ese sentimiento de incertidumbre en algún que otro aspecto de mi vida, que antes podía pasear por la calle y queriendo encontrar algo que llegase a cambiar el tiempo, que miraba las caras de los demás en donde nada encontraba, que pensaba en que música escuchaban los demás, o que sería de la vida en varios aspectos, pero ahora que el único horizonte que veo es el que se traza en la calle o por el lado izquierdo de la ventana mirando al mar, he notado que poco sentido tenía tanta pregunta, más por eso me fascina el simple hecho de la vida que crece en el borde de la ventana, los dos cáctus que crecen infranqueables y mirando el sol desde el amanecer hasta que se esconde por el otro lado de la ventana. Escuchando las voces de los vecinos, los autos pasar y las pisadas de quienes cruzan por la esquina del pasaje. Entre tanto de eso no hay mucho, solo me queda el sentido del corazón que ni yo sé donde estará, no se esfumó, solo cambió de sentido, quizá en dirección compleja o en soluciones con discriminante negativo, donde aquella fórmula no podía encontrar resultados exactos. Casi todo lo del último párrafo nada de sentido tiene. Espero se vaya esto y no vuelva, como así se fue toda la semana y me dio tiempos de productividad y de sonrisas sin sentido, solo mirando el sol entrar por la ventana o el sonido de la  lluvia en el techo, o el color del cielo en cada porción del día. En estos últimos tiempos han cambiado esas nociones de lo que es la felicidad, o de por lo menos lo que se parece a ella, con representaciones un tanto introspectivas o algo materiales, pero en falta de algo esencial o de una constante que no haga descaer la gráfica del sentido, donde fluctuar de arriba abajo ya no es el comportamiento arraigado, sino que se agregan dimensiones de vez en cuando y en otra es solo una proyección en alguno de los ejes, no sé cuál, pero algo así es. 


"Sustalgia"
Los mismos lugares y las mismas entrañas, los mismos recuerdos y las mismas diferencias, los mismos pensamientos y las distintas realidades, el mismo tiempo en diferente espacio, la misma tempestad pero distintas nubes, el mismo calor pero en diferentes brazos, el mismo líquido en distintos recipientes, la misma energía en distintas pilas, los mismos controles en distintas direcciones, los mismos vaivenes en diferentes órbitas, los mismos sonidos en diferentes posiciones, los mismos quehaceres en distintos momentos, la misma rutina en distintos personajes, la misma nostalgia pero con diferentes resultados, el mismo molido en diferentes hojas, los mismo recuerdos pero en distintas mentes. 

(Como para mucho, después de escribir algo, siento que no sé que título ponerle, que "quizá" hay tantos temas tocados, pero ninguno atribuible para ser nombramiento real, o solo no quiero dejar muy en claro cuál fue ese tema tan "profundo" del que hablé, entonces es ahí que busco entre nombres de canciones o en parte de sus letras, un atisbo de algo que sirva, que me convensa más que los demás, o que solo, se tome a variada interpretación, tanto así que en antigua eventualidad, un nombre formado en sílabas terminó siendo el título de una y malinterpretado, significó un cambio de concavidad, que nunca se recuperó.)


Y si, salimos de las sombras, así mismo como explicado mucho antes, no recuerdo cuando, la frase fue sacada de una escena de una gran película, "Soy Legenda"

Recknoker.


Bueno, como veo que Spotify no me dejó compartir una playlist que llevo haciendo, de vez en cuando hace algún tiempo, les comparto el link.

Playlist Spotify

Y si, me pasé su rato tratando de agregarla, pero creo las buscaré en Youtube y pondé el widget, por ahí, si es que se puede, eso. Y todavía esto no tiene título.

-algia: es un sufijo que procede del griego "-algós" e indica "dolor".

sábado, 6 de junio de 2020

Estepa 1

De sueños pálidos y enrevesadas conversaciones a solas, la tendría la suerte apostada a un 7 pares y medio de números, en donde la "estadística" y los nuevos conocimientos daban a esclarecer lo que se creía ya ganado. Un número tan inmenso de probabilidades, por solo decir que leído en forma matemática seria: "15 sobre 25", el binomio de Newton haría su aparición para dictar ese número de combinaciones posibles, para tan apuesta tan banal y a la vez tan poco precisa, infimamente diría. Pero solo eso era una parte del sistema que convertía cada objeto, obstáculo, onda o partícula, de su ser en un intricado conjunto de calamidades, buenas enseñanzas y cuantiosas historias, en una cobertura de células ordenas. Como no había otro refugio, fue en él donde terminó. El rayo que cayó del cielo aquel día, donde el sol colmaba las fauces, y el suelo brotaba su calor, convirtiendo todo en la resequedad que los nuevos tiempos no querían, pero que proliferaba en tal magnitud, que cuerpos de agua en dicha tierra, escasos han de ser. Primero la buena nueva de un tormentoso invierno, a pesar de las dificultades, el líquido de color transparente era de real necesidad, desperdiciarlo, no era ni buen visto por peces y animales terrestres que miraban de lado a lado. Quizá en su noción no era de total realidad, pero el sol que pegaba fuerte enloquecía por momentos su sed de un cambio. Distraído por la inmensidad de la llanura que cada día miraba y a la lejanía, el corte que del que nada conocía, ni saber donde estar ni  menos donde estaría, el tiempo lo proveía de cuantiosa luz y frutos verdes que crecían un poco más allá, donde se escondía el sol. 
Los pies helados y las nubes caídas, el cielo de color negro, y los pocos puntos a distancias inconmensurables que se veían claramente, solo suponían un nuevo aviso, que la luna saldría del lado derecho de la ventana, entre el marco lateral que salía de cuadrado dela ventana. Se alzaba sobre todo lo que nos era y no nos era prometido, siempre estuvo y siempre estará, por lo menos eso es lo que sé, que todavía no nos chocará o se alejará de nosotros. Impactado por la magnificencia de tal ser nocturno, sabría que desaparecería un día de a poco, y volvería a nacer de la misma luz que se le fue arrebatada, para aparecer en el trazo que circunda la bóveda celeste. De cuerpos celestes llenaba las noches, cuando miraba el pasar desdichado por la pérdida, añorando el futuro, pensando en su presente, viviendo entre lo que se le iba, en la muerte de sus células, en el renacer de otras, y en el crecimiento que volvía como el ciclo de los asteroides, los llevaba de aquí para allá, dejando su estela en acercamiento al sol, nuestra estrella, la que le daba el calor, le daba la sed y le proveía de colores rojizos todos los días por las tardes y de alarmantes amaneceres en la lejanía de la estepa en donde podía sostener sus manos al cielo y agradecerle cada segundo que se fue, cada minuto que llegó y cada nueva hora que vendrá, por los poros saldrían sus sales, por su nariz el dióxido de carbono que era llevado por la sangre hacía los pulmones y que fuera reemplazado por el oxígeno vital que los ya cada vez menos árboles daban. En su punto de vista,la totalidad del verdor de las estepas se había ido, el desconocía los verdes prados del otro lado de la linea que no terminaba jamás. Eran comienzos y futuros, se preguntaba cada mañana después de todo el día anterior, el nuevo paso que daba, estaría bien, sería mejor o un nuevo día sería la oportunidad de percibirlo de otra manera,  será total así, sería posible volver tanto el atrás que cambiar el destino sería tal que nada de la nada, tuviera la misma forma, sin nada en que pensar, pensaba en las realidades que no conocía, veía  los puntos nocturnos y el polvo estelar que cubría todo, la majestuosa imagen del nuevo cielo de cada nueva noche.