lunes, 25 de mayo de 2020

SinNombre1

-Entre que comenzaba otra vez el intertanto casi infinito, se pronunciaban palabras y se creaban pensamientos que dejaban atrás otros, como no era posible saber que iba a ser, las "buenas nuevas" no tenían momentos para aparecer, eran más efímeras que cualquier otra cosa, se volvían estrepitosamente hacía abajo, cayendo en picada, a veces el largo tramo de caída las hacía volver, otras se quedaban cayendo en el vacío infinito, como si de números no bastara, con un poco de aquello y nada de lo otro. Sentido a veces ni tenía, era pronunciarse por pronunciarse, el clima estaba tan intermitente, las reglas estaban hechas, las manos estaban amarradas sin cuerdas entre ellas, las sillas no tenían patas y los televisores carecían de colores, el clima se tornaba falso y poco recíproco, eran tiempos de barbaridades que nadie notaba. Punto a punto entre las calles se miraban las caras con la mitad de ellas cubierta de un fondo blanco o multicolor, pero aún cuando las necesidades eran tan poco empáticas con la realidad, eso que llamamos tiempo se volvía cada vez más corto. Eso que decían de ir de acá para allá estaba de manera uniforme, prohibido por el tiempo, como si nada tuviera espacio, solo un eje en el cual se desplazase, ni entre los libros apilados en la última biblioteca del corazón, quedaría tan poco espacio entre los dos, era simple y llanamente, un vacío que había que rellenar.  A pesar de estar roto por dentro, el sin número de nuevas variables hacía que fuera un pequeño problema el buscar soluciones, pero ¿qué es más entretenido que buscarlas?, cada uno tiene su propia opinión, era cosa de preguntar y preguntar.
El soliloquio solo condujo por la carretera y con ello, un nuevo paraje para recorrer, sin siquiera saberlo, el fin no sería encontrado, o todavía no se sabía de su existencia, solo se tenía la certeza de que aparecería, o sería primero el fin o su fin. Un poco de aquello no tenía nada del otro, solos, separados, con malas costumbres y nulas realidades...

lunes, 4 de mayo de 2020

Espacios no Euclidianos

¿Todo era o todo estaba?
Las maravillas de la ciudad y esas manifestaciones de los días, con el río sin fin, con las noches de maravillas, con el clamor de la vida que se creía completa, con los altibajos, las nuevas esperanzas, el diseño de las calamidades y las soluciones de las ecuaciones, tantas variables y todas se fueron a cero, igualadas en lugar de ser reemplazadas, con las anécdotas entre los dedos que se iban de camino a casa, al hogar al que se extrañaba llegar, de pronto fue que nada tenía sentido real, ¿todo se fue? vacío por dentro, seco de todo lo que alguna vez estuvo vivo, de ramas rotas y de raíces sin agua, de hojas que caducaron y este invierno que se acerca y pareciera ser infinito entre los números que todos los días cumplen su aparición entre las clases y los cuadernos, entre los códigos y las alucinaciones. Anoche un sueño culminó el pesar, dejando entre ver la poca respuesta que tendría esa gran pregunta, esa pregunta que se hizo, donde sin recordar nada más que el actuar ya nombrado, se esfumó todo recuerdo de el, solo quedaban pedazos en el espacio, la gravedad no se los llevaba ni los atraía, flotaban en la incertidumbre de querer ser algo, que ya nada eran, completamente dejados de lado, con un atisbo de algo que vendría pero que, fue peor de lo esperado, no había ni sentido ni magnitud, ese vector ya ni escalar era, ¿dónde quedaban esos días en que el sol brillaba detrás de todos nosotros?, ¿cuándo el tiempo se haría presente?, ¿cómo fue que las anticipaciones hicieron perder la vida sin siquiera saberlo?, de antemano ese "para siempre" fue una resolución ilusa de la verdad, sintiendo que las canciones y sus tantos dichos, dejaran una verdad expuesta, un sentido que no tenía sentido ya, como se dijo, ni escalar era, sería solo un número entre los demás, entre la infinidad de ellos, de lado a lado, mirando en las tres dimensiones, donde los límites no eran iguales, otros que tendían a vacíos y otros que cambiaban la concavidad, pero, ¿qué sería de las demás formas?, ¿qué sería de las manos expuestas sobre el lápiz que teñía de su negro color los cuadros blancos de quela papel?, cuando encontrar las raíces de tantas variables no era posible, sin fórmulas ni artimañas, ni con diferenciales, porque era imposible crear un nuevo modelo cuando ya todo estaba escrito, no habría otra representación de la realidad más allá de la vivida, era posible encontrar algún que otra solución particular pero solo en casos restrigidos, nada de generlidades ni expansiones, nada de cambios de variables ni de integraciones, era solo un soliloquio, un monomio que ni grado tenía.

Fue cuando, ¿cuándo fue?, en  las llamas de los cerros, caminar descalzo comenzaba a ser poco  recíproco, era uno pero no existía su inversa, no era "uno es a uno" ni sobreyectivo, ¿entonces? para que seguir con el ejercicio si ya se sabrían las respuestas de antemano, mirar detrás de la tapa para poder ver el real resultado, todos lo decían, era como no saber algo que sabía, algo que conocer sin haber conocido, un resultante del producto escalar, la perpendicularidad hacía todo cero, cuando no habría vectores que conocer ni puntos que investigar, ni con reglas ni con compases, nada de música, nada de geometría, nada de espacios, solo vacíos, ni puntos colineales ni lineas paralelas, nada de la geometría euclidiana, eran espacios sin forma.

Todavía quedaba una semilla detrás de las ropas, en el intenso frío que se formaba, el número que vacío era, siempre formaba un conjunto, el del mismo nombre, donde a pesar de ese vacío infinito, la continuidad no se interrumpía, era posible sacar algo de ahí, quizá con nuevas matemáticas, con nuevos conocimientos más allá de nuestros confines, porque de eso se trata todo, de sacar de donde no hay, de estudiar el plano que forma la dificultad, de las raíces que solo se dan en plano complejos donde la "i" era el nuevo complemento que caminaba por el sendero de esa respuesta que en otros planos no se encontraba, rompiendo las respuestas con un punto que antes no existía, era así que nacieron nuevo, ¿ha pasado?, nada ha pasado, eso es lo que pasaba, todavía nada estaba escrito, ni en cuadernos ni libros, menos en la tela del espacio-tiempo, cada destino formado de nuevo tomaba tiempo, miles de años quizá, así nacen las estrellas, del tumulto de gases que por la gravedad se convierten en un nuevo ser, dando vida y  matando otras, todo se creaba o se transformaba, ahora queda la segunda parte de lo dicho, la nueva y refinada conversión a un nuevo andar, uno de los que antes no estaban, dejando por detrás las manos, de frente al universo y rodeado de cuerpos celestes, cada uno quería girar, cada uno quería la energía, cada uno quería el calor que provocara vida, o algo parecido que valiera la pena ver para poder existir tras la aparición de las nuevas luces en nuevos cielos.

Entre que fue y vino, nada quedaba, solo un par de copas vacías con pequeños atisbos de un líquido morado, era ese vino que se tomó las fauces y que convirtió en desdén el futuro que vendría, porque nunca sabes que hay hasta que se ha acabado, nunca se sabe de la realidad hasta que esta se ve en peligro, nada de lo que estaba por quedar quedó, solo dejó un rastro que no se seguía, sino que solo aparecía tras recorrer antiguos parajes, el clima era raro cuando el espacio y los trazados de antes en el piso se juntaban. formando un plano que ya no vivía, uno que solo se formó para ser ejercido y se esfumó, así continuaba la realidad, todo eso era parte de segundos, quizá todos hayan vivido el ejercicio de una realidad casi así, punto de vista, si es cóncavo hacia arriba o hacia abajo, puntos de vista nada más, así se completaban los días con esos vaivenes, como ondas, como fuego pero también como frío, aún así, el show debería continuar.


¿Sombras?

domingo, 3 de mayo de 2020

Cero sincero

Caminar, punzón en la mano, atado de boca y con los ojos abiertos, pupilas desgarradas y el pecho sin corazón, de antes que todo fuera, el amanecer todavía estaba lejos, las alcantarillas se llenaban del agua que caía desde el cielo, la negrura de la noche y la ausencia de la luna y las estrellas, harían más fácil la escapada. Él con las piernas ya desechas de correr de acá para allá y de tantos meses preso de su realidad, fue que se levantó, con las últimas fuerzas, el sigilo y la calma no eran aliadas, ya que la poca cautela podría hacer despertar a sus captores. Era de temor infundado cuando las noches de esta noche caían, ni con total seguridad sabía sí saldría vivo de esta, con las manos ensangrentadas por su escape, fue que corrió lo que pudo, atravesar el muro sería la parte más complicada, por su salud y las graves heridas en parte de su cuerpo, no se sentía a gusto, nadie lo haría en realidad, era manera real, una persona inocente, pero las leyes en tiempos de guerra no recurrían en las verdaderas, el clima de su mente solo estaba soleado detrás de la escapatoria que en momento como este lograría. Pensar en casa, en la vida, en sus antiguos refranes, esos por los que era conocido, pensar en la antigüedad fue cosa fácil, ya nada le quedaba sí no se alejaba rápido de aquel lugar. Entorpecido por los charcos y la grandeza de la lluvia que caía, la mediana oscuridad y todo ese poco aliento que no lo detenía, salió del lugar, nadie lo esperaba, hasta raro se le hizo, el que nadie lo esperase, que nada lo hubiera detenido ni alertado a los demás, estaba con la mente clavado en salir, en llegar, en escapar, ¿escapó de verdad?, el sueño lo contuvo y el calor lo comenzó a sacudir, un ardor nada efímero se convirtió en su nueva realidad, la maldad que siempre estuvo se apoderó de sus captores y, como ya nos les servía, es que entorpecidos por la razón, lo quemaron vivo dentro de sus aposentos. Nada nunca se les escapó, nunca nada se les fue, todo estuvo dentro de su mente, ni el ardor ni la escapatoria eran la realidad, solo estuvo meses y meses en una cama en un hospital de un país lejano y sin explicación, donde no se hablaba su lengua ni se usaba su moneda, ni personas eran, ni animales tampoco, seres sin cara se apoderaron de su mente y la usaron para satisfacer una realidad impregnada dentro de ellos, la realidad de una vida llena de violencia.

viernes, 1 de mayo de 2020

Decolora la Verdad

Todo se dispersó, la calma y el ambiente se volvieron humo en el aire y las necesidades ni eran de real importancia, la realidad era intransigente y se convertiría por tiempos, en esas manifestaciones que nada ni nadie quería vivir. Perdida, ilusión, abandono y calamidad, caminos y más caminos, entre la niebla el piso quebradizo se forjaba, contribuía a la barbarie de tiempo atrás, no se conformaba con tan poco, quería un paso más allá. pasos y más pasos. ¿Entonces?, entonces nada, ¿qué pasa?, nada pasa, eso es lo que pasa.

Se permitían un par de veces los fracasos, con atisbos de resguardos, para parecerlos más afines, para hacerlos parecer menos malos o con menos verdad, pero ¿qué es esa verdad?

Cuando el sol pegaba nada de fuerte en esos meses del pasado, las antiguas calles y mientras el recuerdo de la nada fulminaba los cimientos, fue que desvelado entre los demás, la forma en la que serían los días, sería revelada, no tendría cabida seguir, llamar, acontecer la realidad que no llegaría. Siempre hablar de realidad perturba el alma, ¿qué me dices de eso que tanto querías pero que lo truncaste con actos?, ¿qué más hay que decir sabiendo que...? ojala hubieran sido más palabras las que se cobijaran, las que formaran lineas en el cielo, diversificando las nubes con sus formas, las estelas de luz con su palpitar, cada cosa tenía un camino que cambiar, como completar un dejo que nunca se dejó, las piezas ni siquiera estaban, el puzle venía inconcluso desde la fábrica, con restantes piezas y con más de alguna repetida, que se trataba de acomodar en cada una, en cada una de las que no eran su lugar, ¿por qué?

¿Cuánto tiempo caminando?

Pasaban los días, las noches, las marchas, las festividades, el calor, las clases, los términos, las notas, el frío, las tardes, el clima, la dominación de una cosa que no tenía en mente... decolorando la verdad.

¿Colores?

¿Desde cuando caminando por lo bordes de las parcelas, los colores se hacían presentes? Solo quería una pequeña parte del color, conjeturas de la realidad, con un tanto de la nada en las manos y tan poco del todo en la mente, el tiempo y las palabras no abrían pases entre el cielo y las estrellas, la luna salía cada día y sin porvenir anunciaba ese recóndito momento, en donde todo, se esfumó.
Ahora en la precariedad de los sistemas, las nubes negras se posan en el cielo raso de la habitación y los nombres que existían, eran ya nombres nada más, como palabras banales, como vasos vacíos, como libros sin hojas, como ventanas en donde los vidrios han de faltar, y ¿qué llena el espacio cuando el calor se va?, solo frío, estigmatizado y poco querido frío.

Finalmente se tumbaron las manos
Recorriendo el piso con su palmas
Inconscientemente encontraba destinos
O, ¿era solo una mentira más?

Y, en la linea invisible, inalterable e indescifrable, de donde comienzan otra vez, las sombras.