martes, 11 de noviembre de 2014

Desnudos



Desnuda ante mí. Nuestros ojos se miraron con la misma complicidad tan incondicional, como la primera vez. Ella se cubría, tapaba sus senos con sus manos, decidiendo si quería entregar su cuerpo al deseo, pero en su mente, el miedo de algo prohibido la hacía vulnerable y algo precavida. Todo se quedó así, no había más. Estábamos ya en ese momento, no habían cosas que contrarias dejaran de lado lo que ya habíamos empezado. Me desnuda, como antes yo lo había hecho, mirando su cuerpo tan único, tan suave entre las sábanas de nuestro lugar íntimo. La ropa sobra en momentos así, es solo el impedimento a la intimidad de nuestro encuentro. Ya estábamos en contacto total. Inmunes a lo demás, como un ser entre las nubes del cielo, recostados en la cama del mundo, solo ella y yo, mirándonos. Ya nos conocíamos de encuentro anteriores, pero eras casi una persona nueva que con encanto recorrería tu cuerpo una y otra vez, besando cada parte de tu ser, cada parte del ti.
Inmersos ya en nuestro cuerpos, entre caricias, besos y gemidos suaves, el aire empezaba a quedarse quieto, algo denso entre el palpitar de nuestros cuerpos, moviéndonos al son de la razón que nos hace seguir. Danzantes, motivados por el fin de sentirnos, con el fin de ser más que todo, con el fin de amarnos como la vida nos ha regalado la posibilidad de encontrarnos otra vez en la intimidad.
Seguíamos juntos, hasta el término, mientras miraba tu rostro y sentía tu placer, sentía tu cuerpo moverse, sentía algo que nos encanta sentir, sentía tu ser y sentía amor por ti. Sentir cada parte de ti y ser tuyo en cada parte de mí.
Quedaba tiempo, y el clímax ya se acercaba, teníamos los cuerpos extasiados, desnudos, sudados, con tu cuerpo en el mío. Con tu hermosa y tan suave piel, tus manos, tu rostro, tus muslos al danzar de los movimientos, entre gemidos, besos y caricias, tocándonos más allá y dejando todo en la vida por ser sólo lo que somos en ese momento, uno solo.
Ya te había sentido tanto que nunca quería dejarte ir, solo quería seguir en esto y hacer cada vez más feliz.
Escuchaba cada vez más fuerte tú gemir, sentía cada vez más fuerte el movimiento de tu cuerpo, ya casi llegaba el momento de tu clímax, ya nada podía ser más importante que eso. Y pasó. Dejaste sentir un gemido de placer, sonreíste y volviste a la vida. Te miré y besé tus labios con tanto amor, con un gesto de sinceridad y entre tu respiración tan agitada y tu corazón a mil por hora, cambiamos de lugar, para dejarte descansar y hacerte volver a sentir esas cosas, que locas son el placer más grande de la vida misma. Te amo y en cada vez que expresamos así nuestro amor, la vida nos da otra oportunidad de poder tenerte entre mis brazos al terminar y poder verte hermosa con tu ser tan lleno de amor y tu cuerpo tan pleno de vida, mi amor.

Recknoker.....

Y Salimos de Las Sombras

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