lunes, 17 de noviembre de 2014

Ráptarme

A veces él le preguntaba al tiempo, por qué era tan inaceptado, pretendiendo ser alguien mas, sabiendo que los demás no valorarían algunos "pequeños" esfuerzos por hacer la vida de los que a su lado parecian vivir, un poco mas simple, o con actos de "verdadero" querer, en un contexto que cada uno crea. Pero mas aparecia la forma invariable en su mente, esa que le decía como serían las cosas, a pesar de que él esforzara las fuerzas y fuera ya casi inconsiente ese actuar; por porque así fue criado, y así mismo fue como el destino había moldeado su actitud. Quizá no era la cosa mas estruendosa en su mente algo divagadora, pero era uno de los articulos de un diario que escribia en su cabeza tan llena de cosas malas, cosas buenas y de esas cosas neutrales que son casi totales en la población. Él pretendía ser algo mas, para poder verse mejor y así, seguir siendo "algo", que cuando él mirase las estrellas en el cielo, no solo viera puntos blancos en un cielo negro, sino que se viera reflejado en una de ellas, para que cuando algún corazón aligerado de temor, lo sacara del estruendo y le dejara expresar lo que llevaba dentro. Porque quizá el ya se estaba hartando de lo que le sucedía, él dejaba lo mas y nada recibia; no pedía riquezas ni regalos de batallas ganadas, sino un gesto amable, innerte en el tiempo, que perduría mas que el tiempo, que nunca sería olvidado, como ese sueño tan utópico que a veces alegra la mente, estrellando la razón contra la pared mas lejana, para dejar libre la imaginación tan activa que sigue y sigue sin cesar un día de soñar entre las nubes.

Entonces nada podría parecer verdad, el gesto de resignación se hacía mas presente a veces que la utopía que tanto añoraba, esa que pudo o podría ser tan real con el simple gesto de la persona que vio su estrella en el cielo y la reflejó sobre el papel, que la dejó caer en su hoja de vida, para plasmar años, para dejar las impurezas y solo deslumbrar la sombra con el palpitó de un sol que volvía a renacer.

Él conocía con razones, la vida mas allá y era participe a pesar de la tantas aflicciones que esto le traería, pero aún así, dejaba todo de lado y era mas para ella que para él, en su propia totalidad él solo era para ella.

No suponía adversidad pero las conocería.
Cuando la otra parte se diera cuenta, del perder que un día, podría o no manifestarse, las cosas del cielo, estrellas de la noche, apagarían aquel punto blanco y se esfumaría liberando con desaires, la tormenta de ímpetus que tanto tiempo guardaba en la mano, mano que no abría, mano que sellada por las palabras y por muy debajo del verdadero querer, no daba oportunidad de liberar, solo hasta el momento en que, la nada quemara ese punto blanco y solo, desapareciera.

Recknoker

Y salimos de las Sombras

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