lunes, 3 de julio de 2017

Donde el río secará para callar

Desde tarde en la mañana, cuando al salir del hogar, el carisma llenaba el rostro y algún par de gotas minúsculas caían del cielo nublado, desde ahí, nada más tendría en mente. Quizá todo apareció por instantes, como un flash inequívoco de verdad, pero imitando lo que haría, dejé pasar ese pensamiento, dejando de lado la sinceridad que tendría, que habían cosas que no volverían, sólo llegaría ese cauto sentido que pensé olvidado, que pensé dejado atrás, que pensé no tendría valor ya, pero no, no fue así, no será, sólo fue, una vez, casi dos pero nada más

Ni siguiendo a la luna, ni por la ventana, ni por todas las fiestas del mañana, ni por todo el mundo entero, he de 
Sin mi Diablo

Dormía la noche cuando los antiguos ritos estaban en el porvenir. Conociendo el cielo, se puede saber que la tierra es más absurda, cuando se sabe que desde el aire las cosas más grandes solo tiene un punto de vista, sabiendo que las cosas que han de ser verdaderas, solo se pueden mirar por un lado, ese que todos sabríamos cual es.
Sin un lado malvado, sin un lado bueno, sin un lado que solo sea neutral, la mente se ha dividido como siempre, y el actuar, con los años se va limitando por un lado, anteponiendo las cosas, idealizando el tiempo, perdiendo ese tiempo.


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