lunes, 17 de agosto de 2020

High Hopes

Enseguida después de la seguidilla de artimañas, el inhóspito balance no cobraba razón. Estaban los días desperdigados por  doquier, como si lanzados al aire solo recurrieran a ese fenómeno que algunos solo le llaman entropía, pero que manifestaciones más complejas tiene. En si mismo se fue desperdigando el contexto, cuando no habían días todo seguía de igual manera, cuando no había ánimos nada se detenía, ni cuando era prospero el tiempo, las cosas cambiaban para mejor manera, así ya era probable que nada se llegase a encontrar nuevamente, porque solo todo se fue, como la arena de las manos en la playa desierta del tiempo o como el dióxido de carbono que es ya el residuo de esos momentos en que, nada o todo pasa. 

Y ayer alguien de manera familia preguntaba: "¿qué pasa?", y saben, la respuesta es más grata decirla que sentirla, "nada pasa, eso es lo que pasa". 

De dos vueltas aún los recodos todavía seguían existiendo, carcomiendo el tiempo que no valía la misma porción que valió, así como se estuvo en el cielo, el infierno estaba presente ya de manera diaria como el estruendo del sol apareciendo detrás de las nubes en un día medio soleado, ¿o medio nublado?, como mires el cielo, las respuestas no caerán del infinito, nada aparece de repente, solo la intención de ser estuvo, pero, ¿qué sería después de ya no estar, o de ya no ser?, esa es la verdad, ya no sé ser, no sé que es ser ni que es sentir, ni que fue de esa persona llena de sentimientos que un día bifurcaba los caminos día tras días para poder ver la vida de otra manera, donde el objetivo final era el premio más hermoso de la vida, pero que ahora, se había esfumado de todos los rincones, se quemó por dentro, no cenizas quedaron, ni un corazón dentro, con el alma partida, con las manos inútiles, la mente destinada al fracaso, y donde los malhumorados días eran la representación de la nada que quedaba. Era preciso hacer algo, era preciso preguntarse y huir de las calamidades del propio contexto, pero el camino por la dirección que se tomase estaba cerrado, se caían a pedazos esos ladrillos del muro, donde todo era más verde, era más dulce, era más, siendo que ahora todo es el menos menos de cada menos que antes era, algo. 

Caminaban los pies de un lado al otro en representación de los días, para ver si calmando el andar, todo sería visto de mejor manera, pero ni eso era prudente o reproducible en el contexto del ahora, todo se había perdido en las imágenes de antes. Daba para pensar, pero ¿qué más había que pensar? sí repasar los antiguos tiempos no daba ninguna razón, es más, solo sometido por lo que no fue, fue que, todo se fue más allá de lo que un día, quizá, fue.

He estado esperando el sol nuevo que vulnere cada artimaña de los nuevos días, que quite la razón a tanto pensar y se más actuar, he estado esperando la calamidad que saque de esta tan banal linealidad de los días, donde su continua fluctuación, cree ese campo que agitando las ondas.... la idea se fue.

El sol parece desaparecer del tiempo cuando los días ya no son nada de lo que fueron, pienso siempre en el pasado y, es la peor parte del nuevo futuro. 

[sé que nadie lee todo esto, y menos las van a leer porque solo quedara acá, ni links por redes sociales, ni comentarios que me gustaría que hicieran, ni sentires dentro del corazón, solo un órgano que aprieta y distribuye la sangre, sin sentidos en las brújulas, sin nuevos quehaceres, solo un ser seco por dentro, esperando ser sacado del fondo del mar para conformar la parte que sostiene la vida]

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