lunes, 2 de diciembre de 2013

Establo

¿Y cual es el límite?

14 días antes de lo sucedido, habían 13 pajaros en el establo. Día tras día uno desaparecía como por arte de magia, como si tuvieran entre sí, una cuenta atrás sin piedad. Miraba sus rostros semejantes a las nubes y podía ver como es que se movian entre si pero sin alterarse, podían descansar todo el día, no comían, no bebían ni tampoco murmuraban al viento ese palpitar que daba vida las mañanas de cada día en el antiguo establo.

Comía cada día un poco menos, esa ansiedad de no saber el por qué de la ida de cada uno de esos pajaros, nublaba mi mente de cualquier otra cosa. Algo se acercaba, lo sabia. Tenia que hacer algo. A veces trataba de acercarme a ellos a espantarlos y nada, volaban unos pocos metros sobre mi, hasta que me fuera y, volvían, se posaban en el respaldo del establo, y me miraban con sus pequeños ojos, como si amenazantes, me dijeran que algo malo me pasaría, como si algún presagio me anunciasen, como si algo, que no se que será, vendría a mi.

Ya no quedaban pajaros, era el último día. La espera se habia terminado. Quizá era mejor abandonar aquel lugar, irme lejos, correr por el prado, caminar hacia Nueva Orleans, sacudir mis manos y saber que no podría deshacerme de la culpa, ya me lo dijeron los pajaros con su tenebrosa mirada, era el culpable, lo sabia, pero reprimía cada cosa que hacia salir el hecho, ese gran error que cometí.

Anochecia y, ya no podía hacer nada. No tuve tiempo ni de mirar mis manos, cuando ya el sol se ocultó detrás del último cerro que rodeaba la ciudad. ¿Que hacer ahora?
Escapé.
No podía volver a verte. Te tenia entre los ojos pero, no entre mis manos.
La casa del sol naciente me mató.
Perplejo ante lo que había dentro, me traumé, quedé despierto pero enceguecido por las últimas letras....


Recknoker

Y Salimos de  Las Sombras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario