jueves, 1 de agosto de 2019

Eins

De a medias, vestido con la sola camisa a cuadros que poseía, entregaba un poco de si en cada momento pero como persona natural, tenía que resistirse a los vicios de esta, "ingrata" decía, vida que nos toca vivir, era un reproche que no él mismo se creía, conversaba en la casa, solitario entre esas blancas pero oscurecidas paredes como en cada época de lluvias el sol pasa menos y la entrada del sol desde la única ventana del cuarto, se ve interrumpida por las láminas de plástico transparentemente amarillento. Ingrata era una palabra fuerte para semejante vida, donde, al andar, nada ha de faltarle, pretendía ser algo pero nada era, comprendía la nada que era y el arrepentimiento del tiempo ya se iba, venía con vaivenes cada vez más esporádicos, estos no tenían cabida ya, entonces la destrucción llegó, ¿llegó?, fue un cambio, ímpetu que desde la infancia se había soñado, fue un tiempo de más vaivenes, pero de otro tipo, uno justificado, lleno de incongruencias en aspectos que yo, no  he de conocer. Así pasaron unas semanas que se convirtieron en par y medio de meses de un año nuevo, uno de transfiguraciones, de transformaciones, de más y de menos, parte importante el menos que ha de faltar, ese aunque no menor que los demás, importante es y conlleva un tiempo venidero mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario