domingo, 13 de octubre de 2019

Me quedé, me fui y ni sé si ya me resigné. Los días iguales han de ser, no sé como seguir en el camino tenía trazado, esperaba el momento de estar parado esperando el acontecimiento que cobijara cualquier tipo de realidad más allá de lo insignificante que es la que vivo. Por momentos cuando mirando hacía afuera de la ventana veía el grisáceo cielo resplandeciente en el fondo, recordaba tiempos pasados, momentos que me gustaría volver a vivir, sensaciones que encantado restauraría, pero los días ya no son lo mismo, por decir que no son nada, quizá me merezco todo esto, quizá así quedará la vida de ahora en adelante, seco por dentro, maltrecho del corazón, con agujas en mi cabeza, con desgana para todo, deshecho de por si, desarticulados los días que tuvieron sentido, destiño del color que poseía, desdichado, sin el calor de los días, desperdiciado como siempre, descontrolado con el alma en vela, con el alma dentro de un caparazón de carne que ni valor tiene, con tantas desventuras y desprovisto de cada artificio o habilidad requerida, como si estuviera dado vuelta hacía afuera, sin mostrar nada para guardar lo poco que pudiera servir de mi, con un poco ánimo, ¿cómo quitarme del alma lo que me dejaron negro?, eso diría Victor, pero repuesta no hay, lo intentado parece no parecer real, parece que todo fue y se fue, que se fue como se haya ido, bifurcado por las calles que acá paso cada día, desplazado por tantas nuevas cosas que no pude, cosas que simplemente no sé, artículos, palabras, lecturas, calamidades, bares, presiones, infortunio, algo así, una mezcla de nada con toda la totalidad, un poco de esto, y nada de lo demás, incompleto y desganado, con amaneceres iguales, con tardes casi nada distintas, que mitigan el despertar tan vacío, con las caminatas de cada día  a los mismos lugares, nada llama la verdadera atención.Unos 4 días atrás conversaba con un amigo y entendía algunas de las cosas tan banales que le decía, que antes había estado unas dos mesas más a la derecha de donde estábamos, pero en contexto diferente, contexto ya ido, alejado, perdido, y era tan real el hecho....
Insignificante y deambulante, con las manos resecas, el rostro bajoneado, los momentos sin tiempo y esos sueños que ya ni existen en la memoria, nada ni sueños ni esperanzas, ni sueños ni alarmas, ni sueños ni sorpresas.

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