jueves, 17 de octubre de 2019

Starless


No aparecen los minutos, solo se van. Esperaba que fuera preciso saber pero ni eso existe ya. Pareciera también que entre los dichos de un pasado, la frase dicha de improviso en el contexto de la lejanía, no ocupaba las frases verdaderas, quizá tocó en ese momento las fibras de una realidad que vivía día a día pero ahora que que veo con otros ojos el andar, he pensado que no fue tan así, que no era yo quien no podía, que era sin embargo una casi mentira del tiempo, donde articulado por las banales improvisaciones, tomé esa frase dicha y me impregné en el alma, pensando que sería yo quien no pudiera vivir así, pero tal cuestión ni verdadera fue. Estuve primeros días desolados y mañanas sin despertar, momentos de antaño recordados por montones e imprecisión medida por esos detalles que cubrían los bordes del cuarto. Cuantos días pasaron y cuantas horas se desperdiciaron con preguntas sin respuestas, con un montón de secretos, como una mañana de secretos. Tenía también en la mente, ese fulgor que quizá como una sumatoria de fuerzas, volvió al equilibrio, volvió a darse de cabeza contra el suelo, pegado escuchando el recuerdo en canciones, en comentarios, en palabras de ires y venires, un momento tras otro.
Sostenía en las manos, el relámpago de fugacidad, con que todo se fue, cuando encaminado por las calles de esta ciudad, sin detener paso terminé en un lugar concurrido, sin alma, y como dice Spinetta: "si quiero me toco el alma, pues mi carne ya no es nada", así mismo, con una fina tela que cubría el interior del ser, señalando las cosas, como si fuera real el desprenderse de una porción de uno mismo. 

Así como le dijo el atrasado al extraño, ¿dónde haz estado?, el respondiendo dijo que había estado allá, acá y entre todo, como si fuera posible el percibir cada cosa.


Sería más explícito pero no es la intención, es un punto de vista, es un tono, es un sabor, es una etapa, un algoritmo que creado de acuerdo a sentencias da una nueva y casi única interpretación de la realidad, que tan alejada veo. Por donde mire las fantasías han de formarse, con el rostro amargo y un pensamiento que tiempo atrás había recibido de conversaciones, diciendo que así sería después y tal como dicho fue, pasó, mirando los pocos rostros de los demás con sus ojos y los rostros de una mente que tanto varía de tiempo en tiempo. No era real lo efímero, fue una lámpara encendida que fuerte de llama pero con poco reactivo para encenderse en esa noche pálida y sin sentimientos.

Hablaba de sombras, hablaba antes de cosas, hablaba de precisión o de ese movimiento que ha dado vida a cada uno, pero ahora inerte y desperdiciados, quedaron esos simultáneos vaivenes , ese motivo y esa fantasía que, en eso se quedó, sin estrellas.

Sombras, solo, sombras.

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