jueves, 18 de marzo de 2021

 Hoy hace unos minutos, mientras tomábamos once, junto con una persona muy especial de mi familia, entre las palabras que salían de la nada, y los panes y el té, me pregunta: "mati, ¿qué te pasa?, andas como enojado, un poco pesado", la verdad no era ni lo uno ni lo otro, en ese instante casi lloro, la garganta se me apretó y una lágrima que quería salir, se quedó ahí en el lagrimal, y una sonrisa falsa apareció, apretando el cuello, para que ese síntoma que tengo, pareciera disimularse entre la tan corta cercanía de la mesa. Quería decir tanto, pero no podía, no sabía, quizá que me diría, si tampoco vale mucho la pena preocuparse por algo así, por algo que me pudiera pasar, ya va a pasar, como todo. Era que dijera un par de frases para no poder contener las lágrimas, porque siento que el alma se me pudre un poco más cada día, llena de desdicha, desolado paraje de la realidad, donde el polvo es un artefacto que completa la vista de mis días, donde trato de disfrutar esos momentos que tengo, en donde el ánimo cambia, se modifica para producir un par de sentimientos, los mismos que se desvanecen entre las manos, como el agua que se va, solo dejando el frío en ellas. 
Refrescante sería la brisa de... me quedé pensando que sería, eso, pero no obtuve respuesta.

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