jueves, 14 de julio de 2022

Una idea, quizá dos, pero al parecer, no era ninguna

 Por encima del horizonte, donde las estrellas comienzan su letargo infinito, los vaivanes de la razón no encontraban la respuesta. De un momento al otro, las manifestaciones se volvían ténues, no era algo que de verdad quería, no es algo que de verdad sentía, pero el anticipo de las palabras y las cosas que un día nos dijimos, llenas de presentes, de realidades eran un parecer nada desgraciado de los nuevos días. Preparado no estaba para todo esto, solo sentía en la cabeza un dejo de todo, como sí haber vivido parte de la vida, hacía poco razonable el hecho de querer seguir así. Mirando las nubes pasar y el agua caer desde la ventana, las notorias gotas en ella y el frio que se hacía redundante en este nuevo clima, como de un invierno que se aproximaba, ya no desde la estación que nos cubría, sino desde el sentir interno que las manos, los besos y la ausencia de cada uno de estos artefactos de vida, producian en el alma. ¿Era todo esto un sentir verdadero?, en palabras de la verdad, no, solo un sentir después de los sueños, después de mirar con poca reciprocidad las variantes del camino. Era necesario dejar de sentir, pero el sentir también es necesario, como una superposición de estados, en la materia no bariónica. Donde esta juntura de puntos estaban en el mismo lugar pero de distintos estados.
A menudo comenzaba a calmar las ansias con letargos de prosas que se convertían en humo tras el paso del fuego, dejando un estupor en el alma, en la cabeza, haciendo pensar de otra manera las cosas, pero con el pasar del tiempo, el dejo, y el ya vivido de tantos tiempos en estados de trance casi cósmico, fueron un pedazo de vida que se comenzó a dejar de lado, como cambiar o mejorar, como dejar y no reponer, como un día o otro, así se pasaba la vida, como el helicóptero que surca el cielo gris en este momento, y así mismo el efecto de sus ondas, en ese tan llamado Doppler, donde el agudo se vuelve grave o en su correspondiente de luz, el azul se torna rojo. Rojo de pasión, rojo de vida, rojo de sangre y rojo de furia, quizá, y si cae en eso, son solo malas interpretaciones de una realidad que, fue dicha en palabras reales, pero que cada día decantan más y más, dejando las ideas más claras, y a su vez, las prosas más abiertas. 

Sombras decían, salir de las sombras, seguir en ellas, salir otra vez y volver a entrar, un limbo quizá intrínseco, en los versos y en lo besos de la vida.
Como, un beso por siempre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario