El tiempo, la sociedad, las analogías, las congruencias, las ropas y el lado de la cama. Ese último término, como un lugar apropiado en donde verte, en donde sentirte, en donde poseernos entre las sábanas de polar, abrigados por nuestros calores y resquebrajando el silencio de la noche con la antesala de cada uno de los ya vociferados recobecos de nuestro placer. Entre tantas palabras y tantos alaridos, convertidos en un sustituto al presente, convertidos en animales, así como dice la canción, es que determinados por el complejos algoritmo que nos llevó a esa unión de nuestros seres, es que se calibran los nuevos días, dejando los antepasados tiempos y esos contextos que antes vivía, para dar paso a nuevas manifestaciones, a nuevas formas, a nuevos tiempos, donde ya hay un efecto, uno que transgrede la antigua realidad, porque, como ya se dijo: "Hay que sacrificar cosas, para dar obtener otras", como un intercambio, nada equivalente, o dependiente del punto de vista, porque mi realidad a la de otros, conlleva un choque inentendible, inintelegible, solo las vivencias de cada uno, dejan saber, cuales son las razones, cuales son esas partes, que antes de todo, se convierten en el presente-futuro, que cada uno desea forjar. Un día todo se entenderá de mejor manera, porque cada paso, es un metro más, en el camino kilométrico de la vida y a su vez, de las metas a lograr, de los destinos a vivir, de los lugares a recorrer y, paralelamente a todo, el ser a quien, amar.
Pareciera parecer que el primer y segundo párrafo no tienen conexión alguna, pero en el fondo, son parte de un todo, un antiguo y uno nuevo, un cambio, un avance, un paso, un, uno, dos.
Y estamos saliendo de las sombras...
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