sábado, 16 de febrero de 2013

Ven vivo

En aquel lugar, donde de vez en cuando migraba el alma, donde el soliloquio era mas efectivo que las mismas formas mas complejas, era que estaba ese ser. No queria volver a resumir la vida desde que todo paso, si no que fue mas una larga platica en donde el decia las calumnias que en su vida escucho, cosa que avergonzaba al oyente, ese que miraba desde la lejania los ojos turbios de la presa. Quiza no fue tan asi, pero eso contaban entre los bares, cuando en ese bunker donde el numero cambiaba cada tres dias, donde la direccion desconocida se trasformaba en un anhelo, algo que cada uno queria tener, esa forma en la que te puedes esconder y renacer cada tres dias. Siguio caminando dentro del pasillo, como si no hubieran puertas aledañas. Miraba los numeros y cada tres metros, estos cambiaban de forma, su cabeza lo estaba matando, era la tortura que le produjo el alcohol. Despues de años de tomar Gin. Tomaba Gin con lo que tubiera en casa, los demas lugareños lo miraban con cara de recelo, como si el tubiera la culpa, pero en verdad fue el anticuado amor que lo abandono. Dejo dentro de su lecho un hoyo. Un hoyo con un fondo azul. Siempre supo que ahi estaba la respuesta a su drama moral, a ese que le quitaba el dinero y las alegrias de invierno. Mientras ya pasaban los años dentro de el, su exterior seguia intacto, como esa cremosa fusion de muerte y desagrado, no le dañara la piel. El color de sus ojos, negro como el fondo de su espejo, era lo unico que le recordaba la tarde en que ella, su amor anticuado lo abandono. Sin mas recelo que el de tener un vaso de Gin en su mano, siguio el camino por ese pasillo de cambiantes letreros. Pasos, gemidos, alaridos y risas se escuchaban dentro de las piezas. Nunca supo si eran grabaciones perversas de sus cerebro o si eran las reales voces de su antigua y liberal vida.
Llego al final del pasillo, y como no tenia nada en los bolsillos, camino dentro del almanaque, para encontrar la fecha exacta del atardecer. Sentia los pasos de aquel hombre, ese que vendio el mundo hace un par de dias. Sin razon saco la hoja en donde se encontraba la fecha y la dejo en su calcetin, por el hecho de no tener bolsillos en donde depositar su afan ni su dinero. Todo seguia sus pasos, era eso en lo que mas creia.
Entonces aquel hombre que lo seguia, se detuvo. Entro en la pieza aledaña, donde no habia nada mas que oro en las puertas, algo casi inexplicable para ese pueblo tan pobre y tan desganado.
En verdad aquel dirigente, nunca supo si el bunker en donde camino, formaba parte de su real camino, solo se quedo con el numero magico, ese donde encontro por primera vez a su amada, el quinientos ochenta y dos. Entonces, desde ese momento adopto desde su lecho, hasta su vida, aquel significativo numero.
Miro lado a lado y corrio. Nada mas. Salio al aire de afuera, despues de subir las escaleras.
El reflejo de la luz lo deslumbro. Miro hacia atras y vio la puerta cerrarse. Un cubo salio a su lado. Y con eso se quedo. con el recuerdo, la hoja de la direccion y el cubo. ¿Que hago?, se pregunto. No lo sabia solo tenia en mente cruzar el prado lleno de maiz para asi llegar a terreno firme y volver a vivir la vida que nunca tubo. Camino entre las sordidas discuciones de seres que hacian formas en el pastizal. Formas extrañas, con mensajes indecifrables. No podia mirarlos a los ojos, eso se rumoreaba en las cloacas en donde vivio el desarrollo que lo convirtio en lo que ahora es.
Llego perplejo a un mundo casi inanimado, algo monocromatico, algo colorido, pero mas simple que cada cosa que habia visto. Sin sonido en los oidos, solo el hecho de escuchar el refrigerador que aturdia los sentidos cada vez que comenzaba un nuevo ciclo de refrigeracion. Algo epico cada dia.
No tenia ni amor ni dinero, pero seguramente pronto lo encontraria. ¿Conseguir un cuarto?, ese seria su plan. La mente le murmuraba a su subconciente que tipo de cuarto debia encontrar, ¿uno para dormir, uno de queso, uno de pollo, cual debia ser?, todavia no lo sabian, solo el lo sabia, ya que ni siquiera el bolso en el que los llevaba, les dejaban oir los relatos que su cerebro y su subconciente hacian.
Por que al final como siempre pasa, todos encotramos lo que necesitamos, solo el hecho de aprovechar la oportunidad nos da la verdadera verdad. O sino,  ¿que seria?
El termino el camino pero siguio con el desvio, queria conocer mas alla

Recknoker

Y Salimos de Las Sombras.

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