lunes, 20 de julio de 2020

-ias

El clima mostraría como sería que los demás días se fundirían. Las manifestaciones de cada segundo, como uno después del otro, entre sus fauces se hallarían esos momentos que ya se irían. Aún cuando la notoria realidad no producía ese sentimiento que antes estaba en la cercanía, el inquebrantable refugio, guardaría esa porción que no comería, dejada de lado para no matar el atisbo de vida que quedaría. ¿Para qué seguir si nada sería?, esa pregunta se hacía entre sus recorridos de cada día, cuando caminada por la desolada ciudad, esa que lo vio crecer y que lo dejaría a la deriva en el momento que menos quería.
Huir de lo que no le dejaría nada, era la mejor forma que se veía, en la cual se renacería y como fénix se alzaría entre la tristeza y la alegría, como un nuevo ser cubriría toda esa falta de vida que ya no poseía. 
Mirando ya con otro ojos lo que acontecería, fue que precipitado actuar cometería, las nuevas acciones solo liberaban ese ser que antes no conocía, que se refugiaba en sus interiores y no se mostraría hasta que la situación adecuada ocurriría. Se esfumarían esa ansias de vidas sin vivir y esos momentos de -ias  en cada sueño que tenía. Era como así como se mostraría el futuro que desde siempre estuvo esperando, ya los sufijos cambiarían y dejarían las antiguas -ias por nuevos porvenires. Si bien en sus sueños nada era real, la realidad lo cubría cuando despertaría de ese letargo infinito tras el desapego que sufriría. A veces el texto es pasado, otras en futuro pero el presente, ¿qué sería?, ni el atisbo de esa vida, sabía.

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