viernes, 3 de julio de 2020

Temor- Realidad - Desamor

1.- Temor

Detrás del espacio-tiempo, con una abrumadora entrada, el nuevo predicamento dejó a su paso, verdad y calamidad. Al comienzo con un majestuoso ímpetu de colores llenando el firmamento con nueva luz, pero simplemente, el final estaba cada vez más cerca. Lleno de insospechadas consecuencias, con una expansión llena de fulgor, no de esos que traen consigo buenas noticias, sino con una fuerza descomunal, desgarrando la tierra, los pastos y en la lejanía, el estruendo, ese que dejó boquiabiertos a los que tan gratamente desarrollaban sus vidas, pero que ahora perplejos por el fragor del asteroide, se preguntaban unos a otros sí sería su fin, viendo arder el cielo entre polvo y cenizas.   (112)

 

2.- Realidad

¡Ay!, así suspirando, cuántas cosas ¿no? El martes 6 estarían todas las noticias en la normalidad, donde el vaticinio ni parecería acontecer. Se miraban las caras, lado a lado y la semana entrante como si nada en una vida cotidiana, vieron que tal artefacto volador surcar sus cabezas, provocando una calamidad entre la población, tanto que, una cuantiosa cantidad de ellos emigró por la creencia de malos augurios. Entre tanto el clima cambiaría por unos días y la velocidad de la normalidad se vería afectada por sin número de nuevos personajes, conocidos de todos. Artimañas venían de los altos mandos, como otras veces a los pocos días, de la nada, todo desaparecería. (112)

 

3.- Desamor

Me enamoré dos veces de un aspecto, que en pseudociencia somete a los destinos a una cruenta realidad, la que ha de comprenderse por astros que habitan las lejanías de nuestra galaxia, quimeras que aparecen por el cielo como puntos en reposo a la distancia inimaginable, y otros que en la cercanía han de aparcar cerca de nuestra realidad con estruendoso aterrizaje. Un artefacto del espacio comenzaba a arder delante de todos, en un cielo rojizo, como ese amor ya no correspondido, que se veía reflejado en la sinuosa cola del asteroide, cuando entrando desde el firmamento, revelaba la verdad que en el fondo sentía, era por los zodiacos distintos. (110)


No son sus nombres, quizá solo una de las interpretaciones.

Recknoker


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