miércoles, 22 de junio de 2022

Superposición

 En el estado que dejó el anochecer y la mañana misma, donde la calma ya no estaba presente y los alegatos eran poco remediables, un punto nada del aljido fue el que terminó por dejar entrever, la realidad misma que entre los días se había comenzado a crear. El tiempo era una de las variables, al igual que el espacio. Principales componentes de aquella ecuación, con un valor alto de cada una, pero de momento, su apego a esta ceñida prosa matemática, era poca en contribución. Antes de continuar, decir que cada instante que fuera de verdad, era esperado por la vida, por el alma, porque los días seguían y se cambiaban, se convertían en un fragmentos por recorrer, hasta la llegada misma del tan hermoso y esperado encuentro. Entonces continuando, pasaban los días, ahora en un estado superpuesto, más allá de la materia bariónica que nos compone, más allá del pensamiento en el cual sus días se han convertido. Entonces, ¿entonces?, ¿qué seguiría?, los puntos de realidad misma, estaban ya expuestos, como frases en el frontal de la mirada, por los dichos de sus labios y las miradas de sus ojos. El clima nada inerte afuera, hacía resoplar el viento de manera inconmesurable después de la lluvia de la noche, después de la cálida noche entre las sábanas de polar. 
Miré por la ventana y el ver cómo las hojas se caían, era el presente motivo que menos dejaba entre ver, ¿todo se lo va a llevar este mismo viento?, no lo creo, el ancla, el motivo esencial estará presente más allá de lo que estaba, un escondite entre la lúgubre noche, era ese artefacto que tenía en mente, donde esconderse de la lluvia y del frio, era el primer punto en donde quería estar, salir del ojo mirador y llegar a los labios cálidos del sin fin mismo. 

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